Archivos Latinoamericanos de Producción Animal. 2023. 31 (2)
Asociación entre el destete, la salud intestinal de lechones destetados y
el consumo de dietas con probticos y concentrado de proteína de papa
Recibido: 20220511. Aceptado: 20230124
1Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP). Centro Nacional de Investigación Disciplinaria en Fisiología y
Mejoramiento Animal. Ajuchitlán, Querétaro, México.
2Autor para la correspondencia: tercia@uaq.mx
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Samantha Elizabeth Bautista Marín
Association between weaning, intestinal health of weaned piglets and the
consumption of diets with probiotics and potato protein concentrate
Abstract. Weaning is a very critical period in the life of the piglet that causes a setback in the development of the
intestinal mucosa, resulting in poor feed digestion and the presence of postweaning diarrhea. Due to the potential
prohibition of the use of antibiotics in animal feed as growth promoters, complications are observed that can lead to
a poor performance and death of newly weaned animals. The use of functional feeds in antibioticfree diets for
newly weaned piglets is practically mandatory to maintain a healthy gastrointestinal tract and reduce the presence
and severity of diarrhea. Probiotic yeasts and potato protein concentrate have antimicrobial actions that can inhibit
pathogenic bacteria and favor the presence of a beneficial microbiota that helps maintain intestinal health.
Key words: additives, functional foods, weaning piglets, yeasts, intestinal microbiota.
Resumen. El destete es un periodo muy crítico en la vida del lechón que causa un retroceso en el desarrollo de la
mucosa intestinal, teniendo como consecuencia una mala digestión de los alimentos y la presencia de diarreas
posdestete. Debido a la prohibición a nivel mundial del uso antibióticos en la alimentación animal como
promotores de crecimiento, se observan complicaciones que pueden llevar a un bajo desempeño y muerte de los
animales recién destetados. El uso de alimentos funcionales en las dietas libres de antibióticos para lechones recién
destetados es prácticamente obligatorio para mantener un tracto gastrointestinal saludable y disminuir la presencia
y severidad de las diarreas posdestete. Las levaduras probióticas y el concentrado de proteína de papa son
ingredientes que poseen acciones antimicrobianas que pueden inhibir las bacterias patógenas y favorecer la
presencia de una microbiota benéfica que ayude a mantener la salud intestinal.
Palabras clave: aditivos, alimentos funcionales, lechones destetados, levaduras, microbiota intestinal.
https://doi.org/10.53588/alpa.310201
Facultad de Ciencias Naturales, Universidad Autónoma de Querétaro, México.
Teresita de Jesús Hijuitl Valeriano
José Guadalupe Gómez Soto Christian Israel Narváez Briones
Gerardo Mariscal Landín1
Konisgmar Escobar García Tércia Cesária Reis de Souza2
Associação entre desmame, saúde intestinal de leitões desmamados e consumo
de dietas com probióticos e concentrado protéico de batata
Resumo. O desmame é um período muito crítico na vida do leitão que provoca um retrocesso no desenvolvimento
da mucosa intestinal, resultando en uma digestão dos alimentos e presença de diarreia pósdesmame. Devido à
proibição mundial do uso de antibióticos na alimentação animal como promotores de crescimento, observamse
complicações que podem levar ao baixo desempenho e morte de animais recém desmamados. O uso de alimentos
funcionais em dietas isentas de antibióticos para leitões recémdesmamados é praticamente obrigatório para manter
um trato gastrointestinal saudável e reduzir a presença e gravidade da diarreia sdesmame. Leveduras
probióticas e concentrado de proteína de batata são ingredientes que possuem ações antimicrobianas que podem
inibir bactérias patogênicas e favorecer a presença de uma microbiota benéfica que ajuda a manter a saúde
intestinal.
Palavraschave: aditivos, alimentos funcionais, leitões desmamados, leveduras, microbiota intestinal.
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El momento del destete es uno de los periodos más
críticos de la vida de un lechón, en que los animales
destetados deben adaptarse abruptamente a una serie
de desafíos como son la separación de la madre, la
mezcla de lechones de diferentes camadas, el traslado a
nuevas instalaciones y la transición de una dieta
líquida a una sólida (Song et al., 2013). El destete
también requiere el ajuste, sobre todo del tracto
gastrointestinal (TGI), a éstos estímulos impuestos a los
cerdos por los cambios ambientales, influencias
psicológicas y/o desafíos de enfermedades durante
este periodo (Pluske et al., 2016).
Es muy común que en la etapa posdestete se obser
ven periodos de anorexia, reducción de la ganancia
diaria de peso y diarreas que pueden llevar los
animales a la muerte. Sin embargo, uno de los aspectos
prioritarios para la producción porcina es la salud de
los animales, sobre todo en el periodo del destete. La
nutrición juega un papel importante en este contexto,
una vez que puede promover la salud intestinal,
disminuyendo las diarreas posdestete y mejorando el
ritmo de crecimiento de los lechones. Para combatir las
complicaciones gastrointestinales de los lechones recién
destetados, en las últimas décadas los nutriólogos han
incorporado antibióticos en las dietas para promover el
crecimiento de los lechones y al mismo tiempo
prevenir las diarreas posdestete (Thacker, 2013). Sin
embargo, el uso de antibióticos ha sido cuestionado,
incluso prohibido en algunos países, por representar
un riesgo para la salud pública.
Por lo tanto, existen varios estudios que buscan
alternativas alimenticias al uso de los antibióticos,
como los péptidos antimicrobianos, los cuales se han
aislado de tejidos y organismos que representan
prácticamente todos los reinos y filos. La proteína de la
papa posee varios tipos de estos péptidos que median
la defensa contra patógenos y organismos invasores. El
concentrado de proteína de papa (CPP) es un
subproducto de la extracción del almidón de la papa y
se considera que un ingrediente que podría usarse
como agente antimicrobiano en la dieta de los lechones.
Además, el uso de CPP en dietas libres de antibiótico
para lechones, tiene un efecto positivo sobre la
digestibilidad ileal de los nutrimentos; así como mejora
el aprovechamiento de la materia seca y de la energía
en la totalidad del tracto gastrointestinal (de Souza et
al., 2019).
Por otro lado, las levaduras han sido empleadas
como probiótico en las dietas de los animales para
disminuir el uso de antibióticos promotores de
crecimiento, debido a sus efectos sobre los indicadores
productivos, microbiota intestinal, índice de diarreas,
respuesta antiinflamatoria intestinal, salud e integridad
de la mucosa intestinal (Elghandour et al., 2019).
Considerando que los ingredientes de las dietas
conforman uno de los tres componentes básicos de la
ecofisiología intestinal, que conjuntamente con la
mucosa intestinal y la microbiota interactúan entre e
interfieren con la salud intestinal; se realizó la presente
revisión bibliográfica cuyo principal objetivo fue
describir los efectos del uso las levaduras probióticas y
el CPP sobre el TGI y su microbiota, para garantizar
una salud intestinal de lechones destetados.
El destete y del tracto gastrointestinal del lechón
El TGI no es sólo un tubo para digerir alimentos y
absorber nutrimentos y electrolitos, pero también está
involucrado en muchas otras funciones vitales para el
desarrollo de los lechones, como el mantenimiento del
equilibrio de líquidos corporales, la secreción de
enzimas digestivas, mucinas, inmunoglobulinas y otros
componentes, y sirve como barrera para el huésped
contra patógenos y antígenos nocivos (Campbell et al.,
2013). El TGI también es un órgano neuroendocrino
que se comunica permanentemente con el cerebro y los
demás sistemas del cuerpo, por lo que integra una gran
diversidad de estímulos nutricionales, psicológicos,
ambientales y es muy sensible a todo tipo de estrés
(Lallès y Montoya, 2021).
El TGI posee un ecosistema activo, en constante
cambio y con mecanismos reguladores para alcanzar la
estabilidad interna y los cambios asociados al destete
repercuten en su salud, sobre todo de los intestinos
delgado y grueso, pues éstos pierden la capacidad de
mantenerse en equilibrio con respecto a su estructura
general y función (Pluske et al., 1998).
Dadas las características anatómicas, digestivas,
neurofisiológicas, microbianas e inmunitarias, el TGI es
parte de un sistema clave que determina los flujos
metabólicos y de nutrimentos, el equilibrio redox y el
tono inflamatorio; todos estos parámetros contribuyen
al desempeño productivo, la salud y el bienestar del
animal (Lallès y Montoya, 2021).
Al momento del destete, el cambio de alimentación
hace que el TGI pase por un proceso de adaptación, lo
cual genera cambios morfológicos y funcionales que
afectan el desarrollo de los órganos digestivos (Reis de
Souza et al., 2012). Estos cambios marcan una división
Introducción
BautistaMarín et al
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Alimentos funcionales para la salud intestinal de los detestados lechones
Figura 1. Cambios en la ingesta de energía y ganancia de peso en cerdos jóvenes al destete
(Día 0) y en la fase posdestete. Fuente: adaptado de Burrin y Stoll (2003).
del periodo posdestete en dos fases (Burrin & Stoll,
2003). Una fase aguda, observada dentro de los
primeros cinco a siete días después del destete, y una
fase adaptativa que ocurre posteriormente (Figura 1).
La distinción entre estas fases se basa principalmente
en los cambios en la ingesta de energía, ya que los
cerdos destetados tardan aproximadamente siete días
en aprender a comer y alcanzar un nivel de ingesta de
energía comparable al periodo previo al destete. Como
se observa en la Figura 1, la reducción de la ganancia
de peso es el efecto inmediato de la disminución brusca
en la ingesta de alimento en la fase aguda. La fase
adaptativa del TGI está íntimamente ligada con el
incremento del consumo de alimento sólido (Pluske et
al., 1997). Los animales que consumen una mayor
cantidad de alimento, y por ende más energía, tienen
un mayor crecimiento del estómago, intestino delgado,
páncreas e hígado (Reis de Souza et al., 2012), lo que les
permite mejorar la capacidad de digerir y absorber las
dietas menos digestibles que se ofrecen después del
destete y mantener un nivel de crecimiento aceptable.
Los trastornos de los procesos digestivos que se
observan en estas primeras etapas posdestete están
relacionados con los cambios drásticos y daños de las
células de la mucosa intestinal (Pluske et al., 1997), lo
que muestra la importancia de la estructura intestinal
su integridad.
Estructura de la mucosa intestinal
Para comprender las consecuencias del destete sobre
la mucosa intestinal, es necesario conocer que su
epitelio se compone de una camada única de células
organizadas en las criptas y vellosidades y orientadas a
la luz intestinal, que mantiene el contacto con los
compuestos dietéticos y la microbiota intestinal. Estas
células se renuevan cada semana a partir del nicho de
células madre epiteliales intestinales que residen en la
base de las criptas, diferenciándose en múltiples tipos
como las caliciformes (células de Goblet), las
enteroendocrinas, las de Paneth, las Microplegadas
(células M) y los enterocitos (Villanueva et al., 2020). El
epitelio intestinal es único porque la proliferación
celular, la diferenciación y la apoptosis ocurren de
manera ordenada a lo largo del eje criptavellosidad.
La proliferación celular ocurre en las criptas, mientras
que en las vellosidades residen las células
diferenciadas y fisiológicamente maduras (Everaert et
al., 2017).
Las células intestinales se unen mediante las proteí
nas de uniones estrechas que proporcionan una
cohesión entre ellas. De esta forma, se asegura la
integridad de la barrera epitelial, que no permite el
paso de sustancias no deseables al torrente sanguíneo.
Las uniones estrechas entre los enterocitos están
ubicadas en la región apicolateral y basolateral de las
membranas laterales y consisten en varias proteínas
transmembranales que evitan la exposición del sistema
inmune a los antígenos ambientales, de los alimentos y
la microbiota colonizadora (Ma et al., 2019). Se ha
reportado (RamírezBohórquez et al., 2018) que las
uniones estrechas Zona Occludens1 (ZO1) y las
Claudinas son determinantes para la absorción
selectiva de nutrimentos en las células epiteliales
intestinales. El establecimiento de la barrera epitelial se
desarrolla rápidamente en la vida postnatal, siendo
que la nutrición enteral y las sustancias bioactivas del
calostro y de la leche estimulan la proliferación de la
mucosa intestinal y facilitan el cierre intestinal (Ma et
al., 2019).
Los enterocitos son las células intestinales de mayor
importancia en términos nutricionales, pues llevan a
cabo el proceso de digestión mediante la actividad
enzimática del borde de cepillo, así como la absorción
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de nutrimentos por medio de una serie de
transportadores apicales y basolaterales y facilitan el
movimiento bidireccional de agua a través de
transportadores de electrolitos, canales iónicos y
bombas (Moeser et al., 2017). Debido a la importancia
de la mucosa intestinal, es esencial mantener su
integridad y funcionalidad para el aprovechamiento
adecuado de los nutrimientos y el desarrollo de los
lechones.
Cambios posdestete de la estructura de la mucosa
intestinal
Después del destete, debido a la sustitución de la
leche de la cerda que es altamente digestible por
alimento sólido más difícil de ser digerido, el
ecosistema del TGI cambia drásticamente, lo que
provoca alteraciones desde una perspectiva anatómica,
bioquímica, fisiológica e inmunológica (De Lange et al.,
2010); particularmente en la primera semana
posdestete (Campbell et al., 2013), o sea en la fase
posdestete aguda.
Los cambios posdestete en los parámetros histoló
gicos de la mucosa intestinal son la causa de la
disminución de la digestión y la absorción de
nutrimentos, la cual contribuyen a la diarrea posdestete
(Barszcz y Skomiał, 2011). Generalmente se observa
atrofia de las vellosidades debido a una elevada
pérdida de enterocitos, que va de 45 a 70 % de los
valores previos al destete, induciendo a la hiperplasia
de las criptas por requerir una mayor tasa de división
celular (Pluske et al., 1997). Sin embargo, la
proliferación de las células de las criptas y la tasa de
migración celular dependen en gran medida de la
disponibilidad de energía. La subalimentación significa
una ausencia de nutrición luminal y en conjunto con
los factores estresantes del destete causan una tasa más
lenta de renovación celular resultante de la reducción
en la división celular, lo que significa disminución en la
altura de las vellosidades (Celi et al., 2017).
El bajo consumo de alimento y la reducción de la
altura de las vellosidades intestinales, produce
alteraciones cualitativas y cuantitativas en las
secreciones de enzimas digestivas (pancreáticas e
intestinales). Por lo tanto, hay una rápida disminución
de la actividad de las enzimas pancreáticas que resulta
en una reducción significativa de la digestibilidad
aparente de los nutrimentos en la primera semana
después del destete (Sève, 2000). La baja secreción de
amilasa pancreática y maltasa limita la hidrólisis de
almidones y azúcares diferentes a la lactosa; la
actividad de las proteasas es limitada y la acidez del
estómago no llega a niveles apreciables hasta la tercera
o cuarta semana posdestete (con valores de pH = 4), lo
que complica aún más la digestión de la proteína de la
dieta sólida (Gómez Insuasti et al., 2008). La digestión
enzimática de proteínas y la absorción de los
aminoácidos se finaliza a nivel del íleon terminal, por
lo que el animal no aprovecha para su desarrollo
corporal la proteína no digerida y los aminoácidos no
absorbidos en el intestino delgado y que ingresan al
intestino grueso. Los compuestos nitrogenados no
digeridos o no absorbidos son utilizados como sustrato
por bacterias potencialmente patógenas como los
Clostridium spp., que generan productos xicos para la
mucosa intestinal como amoníaco y aminas,
aumentando así el riesgo de la ocurrencia de diarrea
(Kluess et al., 2010). Con la alteración en la digestión de
proteínas, la utilización de aminoácidos para el
desarrollo muscular se ve afectada negativamente y
por ende el peso corporal se reduce.
Microbiota intestinal
Existe en la literatura una amplia gama de artículos
científicos que describen aspectos relacionados con la
microbiota intestinal, sobre todo alrededor del destete
de los lechones, por lo que en el presente trabajo no se
abordaron muchos detalles sobre este tema y se buscó
discutir su composición y participación en la salud
intestinal.
La microbiota del TGI es un ecosistema complejo
que contiene varios miles de especies de bacterias entre
otros microorganismos que coexisten dentro de cada
cuerpo vivo. Las bacterias en el intestino tienen
influencia sustancial en el estado nutricional,
fisiológico y procesos inmunológicos con diferentes
modos de acción (Maltecca et al., 2020). Ciertas
bacterias intestinales se caracterizan principalmente
por sus efectos protectores y se consideran benéficas,
mientras otras se conocen por ser patógenas (Rist et al.,
2013). Por lo tanto, la microbiota podría representar un
peligro potencial para el huésped en caso de un mal
funcionamiento de la barrera intestinal, lo que
convierte al TGI en un órgano inmunitario único para
la defensa entérica (Lallès y Montoya, 2021).
Según Lucas Moreno et al. (2019) se ha incrementa
do las evidencias sobre el papel de la microbiota en la
salud de los individuos. Las funciones que reportan
estos autores se relacionan con su papel protector en el
intestino, previniendo la colonización por
microorganismos patógenos, mediante la producción
de bacteriocinas, la inducción de inmunoglobulina A o
la competencia por el nicho ecológico; también el papel
estructural, porque favorece la integridad de la barrera
intestinal, lo que refuerza las uniones intercelulares de
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la pared intestinal; su actividad metabólica equivalente
a la del hígado, pues participa en el metabolismo de
carbohidratos no digeribles, síntesis de vitaminas (K y
B), producción de ácido linolénico conjugado,
reducción de los niveles de colesterol y oxalato en el
intestino y en el metabolismo de xenobióticos y
fármacos; y la estimulación del sistema inmune, ya que
su presencia es fundamental para su desarrollo. Todo
lo anterior sugiere una interacción entre la microbiota y
las diferentes células del sistema inmune intestinal.
Además de todas estas funciones que afectan
positivamente la salud intestinal, se sabe que la
distribución y la cantidad de las comunidades
microbianas del TGI afecta directamente la absorción
de nutrimentos y por ende el crecimiento de los cerdos
(Liu et al., 2021). Estudios recientes utilizando cnicas
moleculares (Greese et al., 2019), aportaron nuevos
conocimientos sobre la composición, localización y
posibles propiedades funcionales de la población
microbiana del TGI de lechones sanos al destete
provenientes de granjas comerciales. Los autores
resaltaron las fuertes diferencias en la conformación de
la microbiota entre los diferentes segmentos del TGI. El
Filo bacteriano Firmicutes está presente en mayor
cantidad en todos los diferentes segmentos del TGI,
seguido por el Bacteroidetes en intestino grueso y
Proteobacteria en el estómago y intestino delgado. Los
demás Filos Epsilonbacteraeota, Synergistetes,
Spirochaetes y Actinobacteria están presentes en
cantidades muy pequeñas. En este estudio se detectó
un abundante microbioma de archaeas en el intestino
grueso, así como la presencia de patógenos
oportunistas en el intestino delgado y grueso del
lechón antes del destete. El reservorio de patógenos del
TGI puede desencadenar la aparición de infecciones
durante el período crítico de destete, que conduce a
diarrea posdestete severa y uso masivo de antibióticos
(Gresse et al., 2019).
El efecto protector de determinadas especies de
bacterias (Lactobacillus y Bifidobacterium) contra
infecciones entéricas es uno de los roles de la
microbiota más estudiado (Soraci et al., 2010). Los
Lactobacillus y las enterobacterias han sido
seleccionados tradicionalmente como grupos
microbianos con un significado específico para la salud
intestinal; es decir, la presencia de Lactobacillus en el
TGI de los cerdos en cantidades adecuadas es
beneficiosa para el animal. Como parte de la
microbiota intestinal los Lactobacillus spp. tienen un rol
importante modulando el estrés oxidativo en las
células y tejidos, especialmente en el TGI, lo que está
íntimamente asociado con cambios de los alimentos y
de la microbiota intestinal (Kong et al., 2020).
La microbiota intestinal constituye un ecosistema
con una composición dinámica que cambia con el
tiempo (Gresse et al., 2017), también se nutre del
alimento que el hospedero ingiriere, por lo que la dieta
es un factor altamente determinante en su composición
y los cambios asociados al destete anteriormente
mencionados (Kluess et al., 2010; Gresse et al., 2019).
Una disbiosis es un desequilibrio cualitativo y
cuantitativo de la microbiota intestinal que se presenta
después del destete. La mayoría de los estudios
realizados durante el periodo del destete reportan una
disminución de bacterias del grupo de Lactobacillus y
una pérdida de la diversidad microbiana, mientras que
los Clostridium spp., Prevotella spp. o bacterias
anaeróbicas facultativas como Proteobacteriaceae,
incluyendo E. coli se incrementan (Gresse et al., 2017),
favoreciendo el aparecimiento de trastornos
gastrointestinales y por ende un déficit nutricional.
Por todo lo anterior, conocer el papel de la micro
biota intestinal en la prevención o proliferación de
patógenos durante el destete en lechones es de gran
importancia para establecer estrategias preventivas
efectivas para reducir el riesgo de infecciones
posdestete (Gresse et al., 2019).
Proceso inflamatorio intestinal asociado al destete
La mucosa intestinal es el primer sitio de exposición
a los microorganismos patógenos, antígenos
ambientales inocuos, partículas de alimentos y
microflora comensal que necesitan ser tolerados; por lo
tanto, una de las funciones principales del sistema
inmune de las mucosas es la inducción de tolerancia (o
no reacción) frente a estos agentes, así como el
desarrollo de una respuesta inmune contra la
microbiota patógena (Villanueva et al., 2020) causando
inflamación intestinal, mal absorción, diarrea y pobre
crecimiento (Campbell et al., 2013).
Los mecanismos involucrados que se relacionan con
una interacción simbiótica entre el epitelio intestinal y
el sistema inmune de la mucosa son complejos y
pueden ser consultados en la revisión bibliográfica
realizada por Soraci et al. (2010).
En el periodo inmediato posterior al destete la fun
ción de la barrera epitelial se ve comprometida
provocando un intestino más permeable, que trae
consigo la penetración de toxinas, alérgenos, virus e
incluso bacterias al tejido (Campbell et al., 2013; Pohl et
al., 2017). Si las bacterias cruzan esta primera línea de
defensa y alcanzan la lámina propia, sus metabolitos
secundarios liberados pueden causar una respuesta
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Alimentos funcionales para la salud intestinal de los detestados lechones
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inflamatoria local (BautistaMarín et al., 2020), con la
mediación de las citocinas proinflamatorias.
BautistaMarín et al. (2020) observaron cambios en
la secreción y expresión de citocinas a nivel intestinal
entre los días 0 y 8 posdestete, confirmando resultados
sobre la inflamación intestinal anteriormente
reportados por otros autores. En general los resultados
demostraron que el destete en lechones está asociado a
una respuesta temprana y transitoria en la expresión
génica de citocinas inflamatorias en el intestino
(Martínez Olivo, 2020). Los mecanismos de respuesta
inflamatoria producen sustancias reactivas como el
óxido nítrico que, cuando se libera en la luz del tubo
digestivo se transforma rápidamente en nitrato. Este
ambiente confiere ventajas de crecimiento a algunas
cepas de E. coli patógenas (Gresse et al., 2017). Para
combatir estos procesos inflamatorios que resultan
finalmente en las diarreas posdestete, la industria
porcina utiliza diferentes prácticas nutricionales que
minorizan esta problemática, entre ellas el uso de
aditivos alimentarios que pueden mejorar la salud y el
crecimiento de los animales.
Los aditivos y la salud gastrointestinal del lechón
destetado
Como ya se mencionó anteriormente, el período
posdestete es crítico para la salud de los lechones, pero
también para la producción porcina, pues
posiblemente afecta el comportamiento zootécnico de
los cerdos durante la fase de crecimiento y finalización
(Pluske et al., 2016; Liu et al., 2021). Por lo tanto, es
importante mitigar el malestar generado en el periodo
posterior al destete e identificar estrategias, sobre todo
a través de la nutrición, para afectar positivamente la
estructura y la función del TGI, para a su vez, mejorar
la producción y la salud de los animales (Pluske et al.,
2016).
Existe una amplia gama de aditivos alimentarios
que influyen en diferentes aspectos de la salud
intestinal con el fin de mejorar el rendimiento
zootécnico de los lechones al momento del destete,
mientras se minimiza el uso de antibióticos promotores
del crecimiento (APC). Se ha reportado que la inclusión
de niveles farmacológicos de zinc, cobre, ciertos
acidificantes y varios extractos de plantas dan como
resultado un mejor rendimiento del cerdo o una mejor
función inmunológica. Soraci et al. (2010) presentan una
revisión bibliográfica sobre el uso estratégico de
aditivos y su impacto sobre el equilibrio y salud
gastrointestinal del lechón, en donde discuten la acción
de los productos más frecuentemente utilizados en
producción porcina como los prebióticos, probióticos,
acidificantes y antibióticos para promover el
crecimiento. Esta revisión bibliográfica es un ejemplo
de tantas otras que existen en la literatura y que
pueden ser consultadas.
A continuación, se presentan algunos aspectos
considerados importantes sobre los aditivos que se
relacionan con el mejoramiento de las condiciones
ambientales intestinales y el desarrollo de los lechones.
Los antibióticos
Los antibióticos son sustancias que inhiben el
crecimiento y replicación de las bacterias o las mata
por completo, combatiendo a cualquier tipo de
infección (Kwatra et al., 2021), por lo tanto, se utilizan
en medicina humana o veterinaria. En la medicina
veterinaria, por lo general, los medicamentos
antimicrobianos se administran relativamente en
grandes dosis (terapéuticas) para tratar animales
enfermos; sin embargo, la mayoría de los antibióticos
utilizados en la producción animal tiene fines no
terapéuticos (He et al., 2020). Los antibióticos son
utilizados en la alimentación animal en dosis
subterapéuticas, para mejorar la eficiencia alimenticia,
la tasa de crecimiento de los animales y prevenir o
reducir la incidencia de enfermedades infecciosas como
las diarreas bacteriana provocadas por las bacterias
patógenas (Kumar et al., 2018; He et al., 2020). Este uso
de los APC en la producción porcina como promotores
de crecimiento remonta a los años 1950. A pesar de esta
larga historia de su uso, los mecanismos exactos de los
antibióticos responsables de los efectos sobre el
crecimiento en cerdos siguen siendo en gran parte
desconocidos. Sin embargo, se cree que se debe a que
los antibióticos convencionales tienen un impacto
directo en la microbiota intestinal (Holman y Chenier,
2014), eliminando o previniendo indiscriminadamente
el crecimiento de microorganismos patógenos y
beneficiosos, pues son generalmente bacteriostáticos o
bactericidas, siendo algunos de ellos de amplio
espectro (Bäumler y Sperandio, 2016; Kwatra et al.,
2021). Esto representa un profundo impacto en la
microbiota, pues altera el ecosistema intestinal y puede
conducir a la expansión de poblaciones patógenas, ya
que éstas aprovechan las fuentes de carbono derivadas
de la microbiota muerta y el nitrógeno dietético para
promover su propio crecimiento y virulencia (Bäumler
y Sperandio, 2016).
La resistencia de cepas patógenas y el riesgo de
acumulación de los APC en los productos de origen
animal causados por su amplia utilización ha
aumentado en los últimos años y han sido
ampliamente reportados (Song et al., 2013; He et al.,
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2020). Estos autores citan varios trabajos que muestran
que los APC ralentizan el crecimiento de poblaciones
bacterianas susceptibles, lo que ejerce una presión
selectiva para que las bacterias del TGI del ganado
adquieran y mantengan genes de resistencia a los
antibióticos y favorezcan a un aumento en la
abundancia relativa de poblaciones resistentes.
La resistencia bacteriana provocada por los APC ha
suscitado problemas de salud pública y en los países de
la Unión Europea su empleo se ha retirado en 2006 y
más recientemente (julio, 2020) en China ya está
prohibida su utilización; mientras que en otros países
todavía está permitido (Lallès y Montoya, 2021). Sin
embargo, en estos países existe una presión reguladora
y una percepción pública de la necesidad de eliminar
los APC de los alimentos para animales. Con estos
antecedentes, es imperativo encontrar alternativas a los
antibióticos para la industria porcina en situaciones en
las que todavía se usan ampliamente. Este escenario
brinda una oportunidad para que nuevos aditivos
funcionales o nutracéuticos, sean utilizados en la
producción porcina (Nawab et al., 2018; BarbaVidal et
al., 2019).
Aditivos alternativos a los antibióticos
Cómo ya se mencionó anteriormente, debido al
desequilibrio de las comunidades de la microbiota
intestinal, especialmente al aumento de bacterias
patógenas y a los ajustes fisiológicos y anatómicos que
ocurren en la fase aguda que se presenta después del
destete, la presencia de diarreas es muy frecuente y es
una de las principales razones que genera problemas
económicos en la industria porcina, sobre todo después
de la prohibición total del uso de los antibióticos en los
alimentos (Dang et al., 2022).
Para contrarrestar estos problemas la industria de
alimentos para animales utiliza una serie de
ingredientes considerados aditivos, que no son de uso
obligatorio en la formulación de las dietas, pero que
poseen ciertas características que les confiere funciones
especiales que impactan en la salud intestinal del
lechón, por lo que muchas veces también son llamados
alimentos nutracéuticos o funcionales (De Lange et al.,
2010; Nawab et al. 2018; BarbaVidal et al., 2019).
Se espera que los aditivos alimenticios no solo pue
dan aliviar el estrés al destete, sino que también
mejoren la calidad de la dieta y la capacidad de los
lechones para evitar que las bacterias patógenas
colonicen el tracto intestinal (Ma et al., 2019), lo que a
menudo se logra a través de una respuesta
inmunológica mejorada (Liu et al., 2018). Otros aspectos
clave de la funcionalidad intestinal en los que deben
impactar los aditivos incluyen la capacidad para
digerir (actividades de las enzimas pancreáticas y del
borde de cepillo) y absorber los nutrimentos (De Lange
et al., 2010). También se debe considerar la barrera
química y física, la carga y diversidad de la microbiota
y la función inmune (De Lange et al., 2010).
Durante la última década se ha llevado a cabo un
número importante de estudios in vivo sobre
alternativas al uso de los APC en el período de destete
(Lallès y Montoya, 2021).
Los objetivos de las investigaciones sobre este tema
se encaminan a mejorar la respuesta inmune de los
cerdos (p. ej, inmunoglobulinas, ácidos grasos 3 y
glucanos derivados de levadura); reducir la carga de
patógenos en el intestino (p. ej, ácidos orgánicos,
minerales, aceites esenciales de hierbas y especias,
probióticos, prebióticos y péptidos antimicrobianos);
estimular el establecimiento de microorganismos
intestinales benéficos (p. ej, probióticos y prebióticos) y
estimular la función digestiva (p. ej., ácido butírico,
ácido glucónico, ácido láctico, glutamina, treonina y
nucleótidos) (De Lange et al., 2010).
La presente revisión se enfoca en algunos
microorganismos considerados probióticos y una
fuente proteínica de alta calidad nutricional con sus
probables propiedades antimicrobianas y su impacto
en la salud intestinal de los lechones.
Los Probióticos
El término probiótico proviene de dos palabras
griegas “pro” y “bios” que significa “por la
vida” (Markowiak y Śliżewska, 2018). Las primeras
observaciones de "bacterias benéficas de Metchnikoff y
Tissier" remontan a los años 19061907 y fueron muy
atractivas para explotación comercial, seguida
inmediatamente por la realización de trabajos
científicos (BarbaVidal et al., 2019).
Markowiak y Śliżewska (2018) mencionan que el
término "probiótico" probablemente fue inventado por
Ferdinand Vergin, quien en su artículo del año 1954
titulado “Anti und Probiotika” comparó un efecto
nocivo de los antibióticos y otros agentes
antimicrobianos sobre la microbiota intestinal, con un
efecto benéfico ("probiótico") de algunas bacterias
seleccionadas. Con el tiempo, la definición de
probiótico se modificó en gran medida. Los autores
presentan un cuadro en donde mencionan como la
definición de probióticos fue cambiando entre 1965 y
2013.
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122
Estos cuatro atributos se relacionan a la capacidad
de colonizar o ser metabólicamente activos en el
intestino para poder interactuar con el hospedero; a la
promoción de la salud, ya sea mediante la
estimulación directa de la respuesta inmunitaria del
huésped o indirectamente mediante la reducción de la
carga bacteriana patógena; a la aplicabilidad industrial
es esencial, por ejemplo, con una producción altamente
escalable, larga estabilidad en almacenamiento o en
condiciones de granja y buenas propiedades
organolépticas para alimentar a los animales y a la
seguridad para la salud del animal y también en
relación con la salud pública, careciendo de genes
transmisibles de resistencia a los antibióticos (Barba
Vidal et al., 2019).
Se han reportado varias propiedades probióticas de
las levaduras (Figura 3), entre ellas la exclusión
Según Frei et al. (2015) y Staniszewski y Kordowska
Wiater (2019), los probióticos se pueden definir como
microorganismos vivos que, cuando se administran en
cantidades adecuadas, confieren un beneficio para la
salud del huésped sin perturbar las funciones
fisiológicas normales. En particular, la definición de
probiótico no diferencia entre la amplia gama de
posibles beneficios para la salud, pero también está
claro que no todos los probióticos influyen en el
sistema inmunitario de la misma manera (Frei et al.,
2015). Liu et al. (2018) reportan que la eficiencia de los
probióticos es mayor durante los primeros 14 días
posdestete, cuando los lechones están más expuestos al
estrés del destete y que está asociado a la edad al
deteste.
El uso de probióticos en la producción porcina tiene
como objetivo establecer una microbiota intestinal
saludable y, por lo tanto, mejorar la salud y el bienestar
del animal. Los probióticos son una de las alternativas
al uso de los antibióticos, los cuales se caracterizan por
realizar modificaciones en el medio ambiente intestinal
encaminadas a favorecer el crecimiento de bacterias
benéficas, con lo que se inhibe la proliferación de
bacterias patógenas, para alcanzar el objetivo de
disminuir las diarreas posdestete eficientizando la
productividad (Canibe et al., 2008). Sin embargo,
Kwatra et al . (2021) proponen que puede haber una
sinergia entre el uso de antibióticos y probióticos,
partiendo de una explicación gica según los autores.
Mientras que los antibióticos matan a todas las
bacterias (patógenas o no) el tratamiento con
probiótico en esta etapa puede restaurar las buenas
bacterias en el intestino y restablecer el equilibrio del
TGI. Los autores muestran las ventajas del tratamiento
de algunas enfermedad en humanos utilizando la
combinación antibióticosprobióticos que han sido
exitosos.
Los microorganismos utilizados como complemen
tos alimenticios en la Unión Europea son en su
mayoría bacterias, frecuentemente gram positivas que
pertenecen a los siguientes géneros: Bacillus,
Enterococcus, Lactobacillus, Pediococcus y Streptococcus.
Los Lactobacillus y los Enterococcus son componentes de
la microbiota natural del tracto alimentario animal, y
generalmente están presentes en cantidades de 107–108
y 105–106 Unidades Formadoras de Colonia(UFC)/g,
respectivamente, mientras que las del género Bacillus
no suelen estar presentes en el sistema gastrointestinal
(Markowiak y Śliżewska, 2018). También se utilizan
levaduras probióticas, cuyo principal género es
Sacharomyces, siendo las especies más comunes S.
cerevisiae y S. cerevisiae var Boulardii (Staniszewski y
KordowskaWiater, 2021).
La Figura 2 muestra un resumen de las caracterís
ticas que un buen probiótico debe cumplir y que se
pueden dividir en cuatro atributos principales:
Figura 2. Características esperadas de un probiótico. Fuente: adaptado de BarbaVidal
et al. (2019).
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Como se puede observar en la Figura 3, la
consecuencia final del modo de acción de los
probióticos que se espera es la promoción del
crecimiento de los animales. Una posible explicación
para este efecto, por un lado, es que por su interacción
con el sistema inmune suprime el crecimiento de
microorganismos patógenos en el intestino y
disminuye la incidencia de diarrea. Por otro lado, al
disminuir la competencia por los nutrimentos de la
dieta entre los microorganismos patógenos y el
hospedero, y al reducir el proceso inflamatorio del
TGI, se incrementa la biodisponibilidad de los
nutrimentos en un ambiente intestinal más sano, con
mejores condiciones para la digestión y absorción de
los mismos y por ende con un aumento de la
digestibilidad fecal de la materia seca de los alimentos
consumidos (Liu et al., 2018).
Se recomienda la lectura de la revisión bibliográfica
de Frei et al. (2015), pues estos autores compilaron
trabajos científicos realizados entre 2012 y 2015 que
explican los diferentes y complejos mecanismos
inmunológicos inducidos específicamente por algunos
tipos de probióticos y que no pueden ser extrapolados
a otros.
Los datos reportados por Nawab et al. (2019) tam
bién complementan los mecanismos de acción y
beneficios de los probióticos. Todo el conjunto de
acciones probióticas conlleva a un mayor desarrollo y
mejor ganancia diaria de peso del lechón.
Los productos comerciales pueden contener un solo
tipo de probióticos o ser complejos con múltiplos
probióticos (Markowiak y Śliżewska, 2018). Liu et al.
(2018) reportan que resultados de estudios previos
sugieren que los complejos pueden ser más eficientes,
debido a efectos sinérgicos o aditivos entre las
diferentes cepas. Sin embargo, también citan una serie
de experimentos que muestran los efectos
inconsistentes sobre el comportamiento productivo de
lechones alimentados con dietas en las cuales se
adicionaron complejos de probióticos. Las
contradicciones observadas entre los trabajos
disponibles en la literatura, probablemente se
relacionan con el tipo de la cepa utilizada, la dosis
empleada, las condiciones experimentales, la edad y el
estatus de salud de los animales, así como el manejo
sanitario de las granjas. En general, los nutriólogos
deberán incorporar los requerimientos de salud
animal en los programas de nutrición y considerar las
estrategias nutricionales, como el uso de complejos
probióticos, según las condiciones ambientales
específicas a las que están expuestos los cerdos para
optimizar, tanto el estado inmunológico, como la
productividad de los cerdos (Rodríguez et al., 2022).
Probióticos del género Saccharomyces spp.
En el Cuadro 1, se muestra la taxonomía del género
Saccharomyces que forma parte del reino de los hongos
(Fungi), siendo las especies más comunes S. cerevisiae y
S. cerevisiae boulardii (Cuadro 1).
competitiva de bacterias patógenas, la modulación de
la microflora intestinal, la inmunomodulación, la
mejora del desarrollo intestinal y el estado
antioxidante, el alivio del estrés del destete, etc. (Liu et
al., 2018).
Figura 3. Descripción general del modo de acción de los probióticos. Fuente: adaptado
de Liu et al. (2018).
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124
Dominio Eukaryota
Reino Fungi
División Ascomycota
Clase Saccharomycetes
Orden Saccharomycetales
Familia Saccharomycetaceae
Género Saccharomyces
Especies Saccharomyces cerevisiae
Saccharomyces boulardii
• Saccharomyces bayanus
• Saccharomyces uvarum
Según KaźmierczakSiedlecka et al. (2020) y Rivera
et al. (2021), debido a sus características estructurales y
funcionales y a sus propiedades fúngicas naturales, las
levaduras son intrínsecamente resistente a los
antibióticos antibacterianos y no pueden promover la
propagación de la resistencia antimicrobiana. Esto
porque el intercambio de genes de resistencia a
antibióticos con bacterias patógenas es poco probable,
por lo tanto, pueden ser utilizadas en pacientes
sometidos a terapia con antibióticos, confiriéndoles así
una ventaja frente al uso de probióticos bacterianos.
Recientemente se ha incrementado el interés por el
uso de las levaduras como probióticos; Staniszewski y
KordowskaWiater (2021) reportan que PubMed ha
indexado más de 31.000 artículos que usan el término
probiótico y más de 15.000 se han publicado en los
últimos cinco años, pero los trabajos sobre levaduras
probióticas corresponde a una menor parte de esto
con menos de 850 artículos indexados (5.7 %) por
PubMed en los últimos 5 años. Probablemente, el
incremento del interés de estudiar la S. boulardii en los
últimos años, se debe a su reconocimiento como
probiótico para el tratamiento de las diarreas
bacterianas y otras enfermedades entéricas sobre todo
en seres humanos (Baghban et al., 2019).
Usos para seres humanos
S. cerevisiae es sin duda el eucariota mejor estudia
do y tiene una larga historia de uso en varios procesos
industriales para la preparación para alimentos y de
bebidas (vino) para consumo humano y producción
de etanol (McFarland, 2010; Parapouli et al., 2020) por
su alta capacidad de fermentar diferentes
carbohidratos. A lo largo de los años, también se han
utilizado con éxito diversas cepas de levadura (S.
cerevisiae, S. boulardii y S. uvaruium) para la producción
de proteínas recombinantes funcionales con
aplicaciones industriales o médicas (Staniszewski y
KordowskaWiater, 2021).
Cuadro 1. Taxonomía del género Sacchromyces. Las levaduras del género Saccharomyces poseen
muchas propiedades que las hacen un potencial
agente probiótico, pero S. cerevisiae ha sido poco
investigada por sus propiedades probióticas para uso
en humanos. Una cepa estrechamente relacionada con
la salud intestinal de seres humanos, es la S. boulardii.
McFarland (2010) reporta que fue descubierta por un
microbiólogo francés, Henri Boulard en 1920, cuando
estaba en Indochina en busca de nuevas cepas de
levadura que podrían utilizarse en procesos de
fermentación. Su visita fue durante un brote de cólera
y observó que algunas personas que no desarrollaron
esta enfermedad estaban bebiendo un especial
hecho con la cáscara de una fruta tropical (lichi y
mangostanes). Él logró aislar de este la cepa de
levadura a la cual denominó S. boulardii, la cual fue
patentada en 1947 por los Laboratorios Biocodex.
Posteriormente se incrementó el número de
investigaciones abarcando tanto sus mecanismos de
acción en trabajos preclínicos, su eficacia en modelos
animales, farmacocinética, estudios de seguridad y
rangos de dosis.
S. boulardii tiene efectos protectores de la salud
humana por las acciones que realiza en la luz
intestinal, tales como de degradar las toxinas de los
patógenos; interferir con la adherencia de estos
microorganismos; modular la microbiota normal;
preservar la fisiología intestinal normal; restaurar el
equilibrio normal de ácidos grasos de cadena corta
producidos en los intestinos delgado y grueso;
aumentar los niveles secretores de IgA y actuar como
un regulador inmunitario al influir en los niveles de
citoquinas (McFarland, 2010; Staniszewski &
KordowskaWiater, 2021). Consecuentemente, el uso
clínico que se da a la S. boulardii para la salud humana
es para el tratamiento y prevención de enfermedades
intestinales como la gastroenteritis aguda infecciosa, la
diarrea asociada a uso excesivo de antibiótico, la
diarrea recurrente por Clostridium difficile y otras
afecciones intestinales como la disbiosis, el colon
irritable y la diarrea del viajero (CastañedaGuillot,
2017). Las observaciones sobre la eficiencia de S.
boulardii para los seres humanos con problemas
gastrointestinales graves, sugieren que su utilización
el lechones destetados que presentan diarreas
posdestete, es muy recomendada.
Usos en dietas para animales
El uso de las levaduras probióticas en la producción
animal tuvo una mayor énfasis a partir de la
prohibición de la utilización de los antibióticos en la
alimentación, lo que ha obligado a los nutriólogos a
buscar alternativas naturales. Los efectos benéficos
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observados en medicina humana para combatir
problemas gastrointestinales, tuvo condujo a que la
levadura S. cerevisiae recibió una considerable atención
en las últimas décadas y ha sido ampliamente
empleada en la alimentación porcina.
Se ha reportado que la suplementación de alimen
tos con células de levadura vivas mejora la
digestibilidad de los alimentos, la eficiencia
alimenticia y el desempeño animal; reduce el número
de bacterias patógenas gastrointestinales, mejorando
la salud intestinal y general y disminuye los impactos
ambientales negativos de la producción ganadera
(Elghandour et al., 2019).
Los mecanismos de acción de las levaduras
probióticas en los animales son similares a los
mencionados en la sección inicial sobre probióticos, sin
embargo, poseen características particulares. La acción
de S. boulardii está basada en múltiples mecanismos,
incluyendo efectos inmunológicos, adhesión a
patógenos y efectos antitoxinas, así como efectos sobre
enzimas digestivas. Muchos estudios han demostrado
que, durante la disbiosis, ambas levaduras del género
Saccharomyces son capaces de restablecer rápidamente
un microbioma saludable. El efecto más relevante
sobre la composición microbiana fecal, incluye un
incremento en la cantidad de ácidos grasos volátiles de
cadena corta producidos por el metabolismo
bacteriano, dándose a través de una estabilización de
la microbiota benéfica en el intestino, evitando la
proliferación de microorganismos patógenos (Moré y
Swidsinski, 2015; Rivera et al., 2021). Estos autores
reportan qué en casos de una inflamación intestinal
bacteriana causadas por agentes patógenos o
macromoléculas de la dieta, la presencia de S. boulardii
genera una notoria recuperación, pues observaron una
disminución del grosor de la mucosa.
Otra área para el uso de S. cerevisiae en la producción
animal se ha abierto recientemente, con la
investigación de Poloni et al. (2021), quienes comentan
que sus resultados son prometedores para la
producción de aditivos alimentarios en los que se
pudiera conjuntar la acción probiótica y antitoxina de
la S. cerevisiae en el mismo producto. En su trabajo
Poloni et al. (2021) observaron que la suplementación
de S. cerevisiae a una dieta contaminada con la
aflatoxina B1 (AFB1) fue eficaz para contrarrestar los
efectos xicos nocivos de la AFB1, debido a una
reducción del 72 % de AFB1 residual presente en el
hígado y una disminución de la actividad de algunas
enzimas hepáticas, en relación al grupo control que
consumió una dieta con un bajo nivel de AFB1.
Además, observaron una mejora en los parámetros
histomorfométricos del intestino. Estos resultados
probablemente están relacionados con una menor
absorción de AFB1 debido a la mejora de la integridad
intestinal y a la de degradación de las toxinas por la S.
cerevisiae a nivel de la luz intestinal (McFarland, 2010).
Usos en dietas para lechones lactantes y cerdas
gestantes y lactantes
Se observan dos corrientes de pensamiento para
proveer a los lechones lactantes los beneficios de las
levaduras probióticas. Una a través de la aplicación de
la levadura directa vía oral, lo que implica la
utilización en una técnica invasiva, y otra a partir de la
suplementación de la madre durante la gestación y
lactación. Kiros et al. (2019) propusieron suplementar
las levaduras probióticas directamente a los lechones
lactantes por sonda vía oral tres dosis de S. cerevisiae:
Control (agua estéril sin levadura); Bajo (5 x 109 UFC)
y Alto (2,5 x 1010 UFC) del día 1 de edad hasta el
destete realizado a los 28 ± 1 días de edad. Los autores
se basaron en la hipótesis de que la suplementación
temprana de probióticos en la fase posnatal puede
mejorar el rendimiento de los cerdos, mediante la
alteración de la composición de la microbiota
intestinal. Al destete los lechones se sacrificaron para
recolectar el contenido del ciego y evaluar el perfil
bacteriano mediante la secuenciación del gen 16S
rARN. Los autores observaron que la dosis más baja,
mejoró la ganancia diaria de peso de los lechones
lactantes y afectó significativamente la diversidad
microbiana en el contenido cecal, asociado con una
mejora de las bacterias productoras de ácidos grasos
de cadena corta, de una manera dependiente de la
dosis.
Por otro lado, recientemente algunos autores
reportaron el aporte de los beneficios de la utilización
de la levadura a los lechones lactantes a través de la
alimentación de la madre. La ventaja de esta estrategia
es que también las cerdas pueden tener efectos sobre
su salud y su estado metabólico, y consecuentemente
mejorar la calidad del calostro, de la leche y modular
la microbiota; además de transferir efectos positivos a
sus camadas. Sin embargo, todavía no hay suficientes
evidencias que esto sea correcto, por ejemplo, Le Floc´h
et al. (2022) realizaron un estudio para determinar si la
suplementación de S. cerevisiae var. boulardii (SB) viva a
la dieta de las cerdas durante la gestación y la
lactancia puede contribuir a la mejora del estado de
salud y el rendimiento de los lechones alrededor del
destete. En este trabajo no se observó ningún cambio
en el desempeño reproductivo y en la salud de la
cerda, ni tampoco en la concentración de
inmunoglobulinas y nutrimentos del calostro y de la
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leche. Sin embargo, la suplementación dietética de S.
cerevisiae var. boulardii a las cerdas indujo
modificaciones en la microbiota fecal de las cerdas y
de sus lechones durante la lactancia y después del
destete. No obstante, éstos cambios no se asociaron
con una mejora en la capacidad de los lechones para
hacer frente al estrés del destete, pues no se
observaron efectos en la mayoría de los parámetros de
salud medidos y en el crecimiento de los lechones
durante la lactancia y el período posterior al destete.
También SalakJohnson et al. (2022) utilizaron una
estrategia alimenticia similar a la de Le Floc´h et al.
(2022), pero midieron el nivel de cortisol de la
progenie, el estado inmunológico y la capacidad de
respuesta al estrés desde el nacimiento hasta los 14
días posteriores al destete. Lo que observaron fue que
los cerdos nacidos de cerdas que consumieron
levaduras en sus dietas tuvieron una menor secreción
de cortisol y parámetros inmunológicos mejorados al
nacer y 24 horas después, lo que indica menos estrés.
Resultados similares a estos se observaron en los
lechones después del destete.
Las diferentes respuestas entre los dos experimen
tos similares indican que es necesario continuar
investigando para evaluar diferentes tiempos, cepas y
dosis para tener efectos más duraderos e influyentes
en los lechones lactantes y destetados. También es
necesario realizar más estudios para aclarar los
mecanismos por los cuales diferentes dosis de
suplementos de levadura viva interactúan con el
huésped para mejorar la salud y el crecimiento de los
lechones y reducir el uso de antibióticos.
Usos en dietas para lechones destetados
La mayoría de los trabajos sobre las levaduras
probióticas se desarrollaron en lechones destetados,
sobre todo en años muy anteriores. En esta revisión
bibliográfica se reportan resultados trabajos realizados
en los últimos años.
En estudios en los cuales los lechones fueron
desafiados con algún inductor de inflamación
intestinal se observaron beneficios en la salud
intestinal generados por diferentes cepas de S.
cerevisiae. Por ejemplo, el estudio de Che et al. (2017)
investigó en lechones destetados a los 21 días de vida
los efectos de la suplementación S. cerevisiae cepa
CNCM I4407 en la dieta sobre el comportamiento
productivo, la permeabilidad intestinal y algunos
parámetros inmunológicos de lechones desafiados con
Escherichia coli K88 enterotoxigénica a los ocho días
posdestete. Los autores concluyeron que la
suplementación con la levadura viva en la dieta pudo
aliviar la severidad de la diarrea en lechones durante
las 24 h posteriores a la exposición a la bacteria, lo que
puede estar asociado con la disminución de la
permeabilidad de los enterocitos, por el aumento de la
expresión de las proteínas de unión estrecha, el mayor
espesor de la mucosa, la inmunidad innata y el perfil
bacteriano intestinal. Por otro lado, Garcia et al. (2018)
trabajaron en un modelo ex vivo de inflamación
intestinal inducida por la micotoxina deoxinivalenol
(DON) como factor estresante inflamatorio. El modelo
consistía de explantes de yeyuno de lechones de 5
semanas de edad, preincubados por 1 h con 107 UFC/
ml de la cepa S. cerevisiae RC016S y después tratados
con 10 μM DON. Los autores observaron un
incremento de la expresión de las citocinas IL1β, IL8
y CCL20 en la presencia de la cepa de levadura,
indicando una disminución significativa de la
inflamación inducida por DON.
En estudios in vivo con lechones destetados no
desafiados con algún inductor de inflamación
intestinal también se observaron beneficios a la salud
intestinal generados por las levaduras. En la literatura
hay muchos trabajos desarrollados en años anteriores.
En este trabajo se revisaron algunos trabajos más
recientes como el de Garcia et al. (2018) quienes
observaron una mejora en la salud intestinal y general
de lechones recién destetados, después de la ingesta la
cepa S. cerevisiae RC016 (1×107 UFC/g de alimento)
durante 22 días posdestete. Los autores observaron
que la administración oral de esta cepa aumentó
cantidad de IgA secretoria y el número de células
caliciformes en intestino delgado y el recuento de
lactobacilos en ciego; además de la mejora de todos los
parámetros de crecimiento medidos. Esto demuestra la
capacidad de este probiótico para modular el
ecosistema intestinal en lechones destetados. Es por
esto que Más Toro (2019) observó que la
suplementación con S. cerevisiae en la dieta de lechones
recién destetados, aumentó la actividad específica de
la tripsina pancreática y de la quimotripsina
pancreática a los 7 días posdestet mientras que la
adición de S. boulardii en la dieta, incrementó la
actividad específica de la amilasa pancreática. La
inclusión de las dos levaduras vivas en la dieta
aumentó la producción de ácidos grasos volátiles de
cadena no ramificada y disminuyó los ácidos grasos
volátiles de cadena ramificados, lo que generó un
ambiente intestinal más saludable.
Los resultados de Martínez Olivo (2020) indican que
el uso de levaduras en dietas sin antibióticos en dietas
para lechones recién destetados promovió el
desarrollo normal de los órganos digestivos y la
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acidificación del contenido del ciego a los 14 as
posdestete. Además, influenció la expresión génica en
colon de la citocina IL6 y la expresión génica de
MUC2 en el íleon responsable por la síntesis de
mucina, por parte de los lechones que consumieron la
dieta con S. boulardii, mostrando sus efectos positivos
sobre la mucosa del íleon y colon.
El trabajo desarrollado por BautistaMarín et al.
(2020) reportan que la inclusión de S. cerevisiae cepa
1026 y S. boulardii CNCM I1079 en dietas libres de
antibióticos mejoró la salud intestinal en el período
posterior al destete. S. boulardii pudo mantener una
altura saludable de las vellosidades y ayudó a reducir
la respuesta inflamatoria de los marcadores
proinflamatorios medidos, principalmente en la
segunda semana después del destete. Sus efectos
fueron similares a los de la dieta suplementada con
antibióticos. Por lo tanto, S. boulardii tiene un alto
potencial para ser utilizado como aditivo alimentario
en dietas libres de antibióticos.
Para diversificar el uso de las levaduras, algunos
autores asociaron S. cerevisiae con otros alimentos o en
mezclas probióticas especiales, para promover efectos
sinérgicos o aditivos de los beneficios que aportan las
diferentes partes. Por ejemplo, Xu et al. (2018)
desarrollaron un probiótico a base de clara de huevo
fermentada con S. cerevisiae (DuanNaiAn), con el fin
de que los productos de esta fermentación pudieran
incrementar el efecto de la levadura probiótica. Los
autores emplearon este producto en dietas para
lechones desde tres días antes del destete, el cual se
realizó a los 21 días de vida, hasta los cuatro primeros
días posdestete (día 25) y compararon con un grupo
control, cuya dieta fue suplementada solamente con S.
cerevisiae. Los resultados mostraron que ambos
tratamientos dietéticos fueron benéficos para la salud
y el crecimiento de lechones destetados, mejorando la
ganancia de peso y el consumo de alimento, además
de reducir las diarreas observadas y la mortalidad. Por
otro lado, Zhaxi et al. (2020) estudiaron los efectos de
la ingesta de DuanNaiAn, pero compararon con un
grupo control sin probiótico. Los lechones del grupo
alimentado con DuanNaiAn desarrollaron intestinos
con epitelio recubierto por microvellosidades intactas
y bien adheridas en la superficie apical. Sin embargo,
los lechones del grupo control mostraron atrofia y
adelgazamiento de las vellosidades, desprendimiento
de las microvellosidades y, en los casos graves, daños
de las células epiteliales intestinales y la exposición de
la lámina propia subyacente. Además, los lechones del
grupo alimentado con DuanNaiAn mostraron una
aparente hiperplasia de plasmocitos, un mayor
número de nódulos linfoides, placas de Peyer bien
desarrolladas. Los tejidos linfoides del grupo de
control estaban mucho menos desarrollados y
mostraban atrofia de los ganglios linfáticos, reducción
de linfocitos, degeneración y necrosis. Así que,
cotejando los trabajos de Xu et al. (2018) y el de Zhaxi
et al. (2020), se puede concluir que la levadura es
eficiente independientemente de su forma de
presentación y que aparentemente no hubo una
ventaja utilizarla en conjunto con la clara de huevo.
Otra combinación interesante que se desarrolló fue
entre S. cerevisiae y plasma porcino seco. Es sabido que
el plasma porcino seco es una excelente fuente de
proteína y que proporciona beneficios exclusivos para
la salud de los lechones jóvenes, sin embargo, debido a
sus altos costos, generalmente su uso se limita a la
primera semana posdestete, con un nivel de
incorporación a la dieta de alrededor del 5 %. En el
estudio de Sampath et al. (2021), del día 0 al 7
posdestete la mezcla probiótica utilizada contenía una
dosis más económica de plasma porcino (3 % plasma:3
% de S. cerevisiae), la cual se redujo del día 8 al 21
posdestete (1,5 plasma:1,5 %: levadura). Los resultados
obtenidos mostraron que la suplementación de la dieta
con estos ingrediente tuvo un gran impacto positivo
en el crecimiento de los lechones, la digestibilidad de
los nutrimentos, la microbiota fecal deseable y la
emisión de gases al final del experimento. Por lo tanto,
los autores sugieren que el plasma sanguíneo con
levadura podría ser una excelente alternativa para la
industria ganadera.
Otro posible uso de la S. boulardii observado por
KaźmierczakSiedlecka et al. (2020) fue la
administración de S. boulardii CNCMI I745
simultáneamente a una terapia antibiótica. Esta
combinación es utilizada con éxito en medicina
humana, pues debido a sus propiedades fúngicas
naturales, es resistente a los antibióticos, de manera
que puede sobrevivir y ejercer sus efectos benéficos al
tracto gastrointestinal de los animales. Por otro lado,
los antibióticos pueden ejercer sus efectos contra las
bacterias patógenas. Los autores afirman que otra
ventaja de utilizar la levadura concomitantemente con
antibiótico terapia, es que la S. boulardii no propaga la
resistencia antimicrobiana.
Persistencia de las cepas del género Saccharomyces
en el TGI
Para que las levaduras puedan acceder a las
diferentes partes en el TGI y ejercer sus efectos es
necesario tener en cuenta que ellas pueden sobrevivir
al pH ácido del estómago y la exposición a varias
enzimas digestivas en el intestino delgado, además de
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que la competencia con el microbioma intestinal es
limitante para su persistencia en el aparato digestivo
(D’Inca et al., 2015; Pais et al., 2020).
Pais et al. (2020) en su revisión sobre “lo que
convierte la S. boulardii en un probiótico exitoso”
discuten si esta levadura coloniza el intestino o no el
TGI. Los autores revisaron trabajos realizados en
ratones y humanos entre los años 1993 y 2007, que
muestran la incapacidad de S. boulardii para colonizar
el intestino. Esto sugiere que esta levadura no se
adhiere fuertemente a las células epiteliales
intestinales y se elimina rápidamente del sistema
gastrointestinal en individuos sanos. Además, se
demostró que in vitro e in vivo tanto S. boulardii como
otras cepas de Saccharomyces no pueden permanecer
unidas a las células epiteliales humanas y de ratón. La
ausencia de colonización parece correlacionarse con la
unión de patógenos como mecanismo para detener su
colonización, en lugar de la exclusión competitiva
debido a la adhesión de la levadura.
D’Inca et al. (2015) analizaron la cinética de tránsito
de la levadura probiótica S. cerevisiae en lechones en
las primeras semanas posdestete. Los cerdos
recibieron dietas que contenían 0, 106, 107 o 108 UFC de
S. cerevisiae por gramo de alimento. Se observó que a
una mayor dosis ingerida, mayor era la concentración
de levaduras presente en los contenidos
gastrointestinales, y que las levaduras aparecieron
muy rápidamente en las diferentes secciones del TGI
después de la primera administración: a las 3 h en el
íleon, entre 9 y 12 h en el colon y 12 h en las heces.
Después de 5 días de la administración de la dosis más
alta de levadura (108 UFC/g), se observó un promedio
de 7.24+/0.15 Log10 UFC en el estómago, yeyuno e
íleon, sin diferencias significativas entre ellos. Hubo
una importante disminución de los recuentos de S.
cerevisiae de la unión ileocecal, ya que se perdieron 2
Log10 UFC sucesivos entre el íleon y el colon, luego 1
Log10 UFC de pérdida adicional entre el colon y las
heces. En íleon y colon se observaron que los niveles
de S. cerevisiae se incrementaron progresivamente en
las primeras 12 h después de la administración de las
levaduras, las cuales se redujeron posteriormente; sin
embargo, a las 12 h todavía se encontraron valores
similares o más altos que en el tiempo cero.
Tomando como base la permanencia de las levadu
ras en el tracto digestivo y relacionando con los efectos
del consumo de las mismas desde la etapa de
lactancia, probablemente se logre que los lechones
respondan más tempranamente a los factores
estresantes del destete si se suplementa su alimento
desde que está consumiendo la leche y continue
después del destete por dos o tres semanas. Es
necesario continuar investigando estrategias de
alimentación utilizando las levaduras vivas, pues las
acciones a nivel de la luz intestinal, la persistencia en
el tracto digestivo y su competencia con los
microorganismos patógenos, indican su importancia
para la nutrición y salud humana y animal.
El concentrado de proteína de papa
El concentrado de proteína de papa (CPP) es un
coproducto de la industria del almidón recuperado de
la fracción líquida que queda después de la extracción
de almidón y fibra (Taciak et al., 2011), y que se obtiene
mediante una coagulación térmica especial, seguida de
una técnica de separación controlada, cuando la
proteína de papa se precipita del jugo para su
posterior procesamiento. La Figura 4 muestra los
subproductos que se van obteniendo a la medida que
se va procesando la papa hasta llegar a la proteína del
jugo de papa sobrante, con un bajo contenido de
materia seca, por lo que después de su separación
debe ser secado hasta alcanzar una concentración del
7580 % proteína cruda.
Figura 4. Método de extracción del concentrado de proteína
de papa (MS: Materia Seca). Fuente: adaptado de Hertrampf
y Felicitas (2003).
Estudios recientes reportan que el CPP en las dietas
de cerdos recién destetados (a un 4 % de inclusión) ha
mostrado tener potencial sobre la digestibilidad ileal y
fecal de la materia seca y proteína cruda, el
crecimiento de estos animales y el control de los
problemas gastrointestinales, haciendo menos severas
las diarreas posdestete (de Souza et al., 2019). Estos
resultados confirman las observaciones anteriores de
Pedersen y Lindberg (2004), quienes observaron una
mejora en el consumo de alimento y la ganancia diaria
de peso con la inclusión de proteína de papa en la
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dieta. Por lo tanto, estos autores sugirieron que se
puede reemplazar completamente la proteína de la
harina de pescado en las dietas para cerdos destetados.
Sin embargo, para llevar a cabo esta sugerencia, se
debe asegurar que los requerimientos de todos los
aminoácidos sean cubiertos de la manera adecuada.
Además, Pedersen y Lindberg (2004), indican que la
proteína de papa puede ser de mayor calidad que la
harina de pescado como fuente de proteína para
lechones destetados, pues probablemente, debido al
tratamiento térmico de la harina de pescado, su
calidad y composición química pueden ser afectadas;
sin embargo, lo consideraron poco probable. Por otro
lado, Gorissen et al. (2018) también relatan que el
contenido de aminoácidos esenciales de la proteína de
papa es mayor que en otras fuentes proteicas de origen
animal, como la caseína y el huevo.
Así, el CPP desde hace muchos años fue considera
do una interesante fuente de proteína para ser
utilizada en los alimentos para lechones recién
destetados remplazando la pasta de soya. Esto puede
ser explicado por su composición y digestibilidad de
su proteína y aminoácidos (Cuadro 2). Según el NRC
(2012) y QuanderStoll et al. (2021) es un ingrediente
cuya proteína cruda es bastante digestible a nivel ileal
y de acuerdo a de Souza et al. (2019) la proteína cruda
de las dietas adicionadas con CPP también tienen una
buena digestibilidad fecal (77.8 %). El CPP presenta
una concentración y digestibilidad ileal de
aminoácidos, que es comparable y en algunos casos
tiene mejor al perfil (Cuadro 2) que la pasta de soya
(NRC, 2012; Waglay et al., 2014; Gorissen et al., 2018) y
que algunas proteínas de origen animal (Gorissen et al.,
2018), corroborando las observaciones de Pedersen y
Lindberg (2004). La proporción de ocho de los
aminoácidos esenciales (treonina, valina, metionina,
isoleucina, leucina, fenilalanina, lisina y triptófano) del
CPP representa hasta el 40.7 % de su proteína de
acuerdo con Mu et al. (2009). Según Waglay et al. (2014)
la proteína de la papa se divide en tres fracciones:
patatina (hasta 40 %), inhibidores de proteasa (50 %) y
otras proteínas de alto peso molecular (10 %) (Waglay
et al., 2014). También se ha reportado que el CPP
exhibe actividad antimicrobiana debido a la presencia
de varias proteínas de pequeño peso molecular y
péptidos antimicrobianos (Bártová et al., 2019). En
términos de propiedades beneficiosas, se ha
demostrado que la patatina posee capacidad
antioxidante (Waglay et al., 2014). La presencia de estos
componentes en la fracción proteica de la papa, es lo
que hace el CPP más interesante para ser incluido en
dietas libres de antibiótico.
Cuadro 2. Concentración y digestibilidad de proteína cruda y aminoácidos del CPP.
Nutrimentos Aminoácidos
AA Totales (%) Digestibilidad Ileal (%) Digestibilidad Ileal Estandarizada(%)
CPP Pasta de Soya CPP Pasta de Soya CPP Pasta de Soya
PC 79,8 47,73 85 82 87 87
Esenciales 94
Arg 4,14 3,45 91 92 92 90
His 1,76 1,28 87 87 88 89
Ile 4,18 2,14 87 87 87 88
Leu 8,14 3,62 89 86 89 89
Lis 6,18 2,96 88 87 88 90
Met 1,74 0,66 90 88 91 88
Phe 5,1 2,40 82 86 82 85
Thr 4,61 1,86 84 80 85 91
Trp 1,1 0,66 78 88 79 87
Val 5,36 2,23 88 83 88 85
No Esenciales
Ala 4,02 2,06 86 80 87 87
Asp 9,99 5,41 84 85 85 85
Cys 1,13 0,70 65 79 67 84
Glu 8,65 8,54 86 87 87 89
Gly 4,08 1,99 85 75 89 84
Pro 4,06 2,53 88 79 100 113
Ser 4,35 2,36 86 84 87 89
Tyr 3,93 1,59 78 84 85 88
Fuente: NRC (2012).
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Así, el CPP desde hace muchos años fue considera
do una interesante fuente de proteína para ser
utilizada en los alimentos para lechones recién
destetados remplazando la pasta de soya. Esto puede
ser explicado por su composición y digestibilidad de
su proteína y aminoácidos (Cuadro 2). Según el NRC
(2012) y QuanderStoll et al. (2021) es un ingrediente
cuya proteína cruda es bastante digestible a nivel ileal
y de acuerdo a de Souza et al. (2019) la proteína cruda
de las dietas adicionadas con CPP también tienen una
buena digestibilidad fecal (77.8 %). El CPP presenta
una concentración y digestibilidad ileal de
aminoácidos, que es comparable y en algunos casos
tiene mejor al perfil (Cuadro 2) que la pasta de soya
(NRC, 2012; Waglay et al., 2014; Gorissen et al., 2018) y
que algunas proteínas de origen animal (Gorissen et
al., 2018), corroborando las observaciones de Pedersen
y Lindberg (2004). La proporción de ocho de los
aminoácidos esenciales (treonina, valina, metionina,
isoleucina, leucina, fenilalanina, lisina y triptófano) del
CPP representa hasta el 40.7 % de su proteína de
acuerdo con Mu et al. (2009). La proteína de la papa se
divide en tres fracciones: patatina (hasta 40 %),
inhibidores de proteasa (50 %) y otras proteínas de alto
peso molecular (10 %) (Waglay et al., 2014). También se
ha reportado que el CPP exhibe actividad
antimicrobiana debido a la presencia de varias
proteínas de pequeño peso molecular y péptidos
antimicrobianos (Bártová et al., 2019). En términos de
propiedades beneficiosas, se ha demostrado que la
patatina posee capacidad antioxidante (Waglay et al.,
2014). La presencia de estos componentes en la
fracción proteica de la papa, es lo que hace el CPP más
interesante para ser incluido en dietas libres de
antibiótico.
Los péptidos antimicrobianos (PAM) son pequeños
péptidos codificados por genes que tienen un amplio
rango de actividad contra bacterias gramnegativas,
grampositivas, hongos, micobacterias y virus. Se han
aislado y caracterizado a partir de tejidos y organismos
que representan prácticamente todos los reinos y filos
(Jin et al., 2008a). Los péptidos antimicrobianos
cumplen un papel importante en los mecanismos que
se encargan de eliminar o evitar el crecimiento de
patógenos, tanto en el interior como en el exterior de
los organismos vegetales (Islas et al., 2005). Estos
péptidos no solo tienen una actividad de amplio
espectro contra los microorganismos arriba
mencionados, sino que también tienen la capacidad de
eludir los mecanismos de resistencia comunes que
ponen en peligro el uso de los antibióticos. Además,
los AMP tienen efectos beneficiosos sobre el
crecimiento, la morfología intestinal, la microbiota
intestinal y la digestibilidad de los nutrimentos en
cerdos y pollos de engorde (Wang et al., 2016). Por lo
tanto, los AMP tienen un buen potencial como
alternativas adecuadas a los antibióticos
convencionales utilizados en las industrias porcina y
avícola.
El CPP está menos estudiado que las levaduras, sin
embargo, es un ingrediente con gran potencial de uso
en dietas libres de antibióticos (Wang et al., 2016). Este
potencial ya había sido reportado por Jin et al.
(2008ab), quienes sugieren que la proteína de papa
puede tener una ventaja potencial adicional sobre los
antibióticos, al inhibir selectivamente las bacterias más
patógenas, ya que se observó que inhibió el
crecimiento in vitro de las bacterias (Staphylococcus
aureus, Salmonella gallinarum y E. coli) y mejoró el
rendimiento zootécnico al reducir la población de
coliformes fecales. El posible mecanismo por el cual el
CPP exhibe actividad antimicrobiana puede deberse a
la presencia de varios PAM. Se han reportado los PAM
denominados: 1) potideG de 5578.9 Da, el cual inhibe
potentemente el crecimiento de S. aureus, Lysteria
monocytogenes y E. coli (Kim et al., 2006); 2) el potamin
1, que es una proteína de 5.6 kDa presente en los
tubérculos de papa con actividad antimicrobiana (Kim
et al., 2005); 3) el PAM designado snakin1 (SN1) que es
activo contra patógenos bacterianos y fúngicos de
papa, así como contra patógenos de otras especies de
plantas (Segura et al., 1999) y 4) un segundo péptido,
snakin2 (SN2), cuyo espectro de actividad
antimicrobiana contra los patógenos bacterianos y
fúngicos probados es bastante similar al de SN1 y
diferente al de los péptidos de defensina de los mismos
tejidos.
En una reciente revisión bibliográfica Parra Alarcón
et al. (2022) describieron los péptidos antimicrobianos y
compuestos inhibidores de proteasas de origen
vegetal, sobre todo los provenientes de la papa, que
han sido tradicionalmente reconocidos por su
potencial aplicación biomédica y actividad contra
bacterias patógenas y hongos. Se revisaron las
características y aplicaciones del CPP proveniente de la
industria del almidón y concluyeron que es una
alternativa para remplazar los antibióticos en los
alimentos de los lechones.
Reddivari et al. (2019) mencionan que la papa
contiene componentes antiinflamatorios como almidón
resistente, fibra y antocianinas, sin embargo no
comentan la existencia de los PAM. Ellos reportan que
dada la amplia variación en el germoplasma de papa
para estos compuestos, existe la oportunidad de
desarrollar aún más la papa como un potente cultivo
básico para la producción de sustancias nutracéuticas.
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BautistaMarín et al
131
En reconocimiento de los beneficios de la proteína
de papa para la salud, QuanderStoll et al. (2021)
comentan que esta proteína, incluso que proceda de la
producción convencional, como es el caso del CPP,
debe considerarse como una opción sostenible para la
alimentación en la producción orgánica de lechones.
En su estudio estos autores observaron que lechones
orgánicos alimentados con la dieta con 5 % de proteína
de papa, tuvieron una mejor recuperación de la diarrea
posdestete en comparación con los otros tratamientos
a base de trigo, cebada o pasta de soya.
En la producción de cerdos convencional también se
observa los beneficios de la utilización del CPP como
fuente proteica para las dietas posdestete para los
lechones y al mismo tiempo como alternativa al uso de
antibióticos. En el trabajo de Hijuitl Valeriano (2021) se
evaluó el consumo de dietas con dos niveles la
inclusión de CPP (6 % y 8 %) en una dieta control sin
antibiótico ni CPP. Los autores observaron ventajas en
el consumo durante la primera semana posdestete de
la dieta con 6 % de CPP en los parámetros productivos
de los lechones, en el tamaño de las vellosidades del
duodeno e íleon, en la severidad de las diarreas que
presentaron y en la digestibilidad ileal aparente de la
proteína.
Actualmente, en la Universidad Autónoma de
Querétaro, México, se está realizando un proyecto para
verificar el efecto de la ingesta conjunta de S. Boulardi y
CPP en la etapa posdestete. La hipótesis es que la
inclusión simultanea de estos dos ingredientes
funcionales en dietas iniciadoras para lechones durante
los primeros 14 días posdestete, mejorará de forma
conjunta las características fisiológicas e inmunológicas
del aparato digestivo del lechón recién destetado y por
ende su salud intestinal. Los resultados de este
proyecto ayudarán a conocer un poco más los
beneficios de estos dos ingredientes considerados
funcionales. Los resultados preliminares indican una
sinergia entre estos dos alimentos funcionales en
algunos parámetros estudiados, sin embargo, no se
han evidenciado antagonismos entre ellos.
Conclusiones
De acuerdo a la bibliografía consultada, existen
diversas alternativas al uso de los antibióticos en la
alimentación del lechón, por lo que a partir de la
nutrición es viable contribuir a la salud pública,
disminuyendo los riesgos de resistencia a los fármacos
antimicrobianos y promoviendo una mejor salud
intestinal en la fase posdestete. Las levaduras
probióticas poseen acciones antimicrobianas que
pueden inhibir a las bacterias patógenas y favorecer la
presencia de una microbiota benéfica que ayude a
mantener la salud intestinal del lechón. El CPP que
genera la industria de extracción de almidones a partir
de la papa, probablemente conserva los PAM, por lo
que podría ejercer un efecto positivo sobre el
desarrollo productivo del cerdo por su valor
nutricional, además de los posibles beneficios sobre la
salud intestinal. El uso de estos dos ingredientes en la
alimentación de lechones recién destetados con dietas
libres de antibióticos, puede contribuir a disminuir las
diarreas posdestete, a través del establecimiento de
una microbiota que mantenga el equilibrio del
ecosistema gastrointestinal.
Implicaciones
Las levaduras probióticas y el CPP, por sus
propiedades antimicrobianas, son excelentes opciones
que pueden ser consideradas para remplazar el uso de
antibióticos en las dietas iniciadoras. Los nutriólogos
deben considerar la disponibilidad de estos productos
en el mercado y hacer un estudio de la relación costo
beneficio de su utilización. Es necesario tener más
información bibliográfica sobre el CPP para verificar si
la respuesta sanitaria es consistente o no, y
recomendar su inclusión en las dietas iniciadoras para
lechones recién destetados como una alternativa a los
antibióticos.
Conflicto de intereses: Los autores declaran no tener ningún conflicto de interés.
Contribución de los autores: Samantha Elizabeth Bautista Marín y Konisgmar Escobar García: participación en la
revisión de los artículos sobre probióticos citados en la bibliografía. Teresita de Jesús Hijuitl Valeriano y Christian
Israel Narváez Briones: participacion en la revisión de los artículos sobre el concentrado de proteína de papa
citados en la bibliografía. Samantha Elizabeth Bautista Marín y Gerardo Mariscal Landín: participación en la
redacción del artículo. Gerardo Mariscal Landín y José Guadalupe Gómez Soto: participación en las revisiones de
redaccion de las versiones presentadas. Tércia Cesária Reis de Souza: autora de la idea inicial del artículo;
responsable de la coordinación del conjunto de actividades desarrolladas por el grupo de autores; de la revisión de
la bibliografía, de la redaccción y de la correspondecia.
ISSNL 10221301. Archivos Latinoamericanos de Producción Animal. 2023. 31 (2): 115  137
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Agradecimiento: El estudio que dio origen a esta revisión bibliográfica se desarrolló en el marco del Proyecto FNV
202105 de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Autónoma de Querétaro. Se agradece al “Fondo
para el desarrollo del conocimiento” (FONDECUAQ2022) por el financiamiento de dicho proyecto.
Editado por Aline Freitas de Melo.
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Alimentos funcionales para la salud intestinal de los detestados lechones