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Los receptores tipo Toll (TLR, Toll Like Receptor) son
un grupo de proteínas altamente conservado y son
parte los PRR. Los TLR proporcionan al huésped un
medio para discriminar a los extraños de los propios y,
como tales, funcionan en las primeras etapas del
desarrollo inmunológico. Además, los TLR pueden
identificar específicamente agentes patógenos de
comensales. Factores como la ubicación y abundancia
de cada TLR están íntimamente involucrados en este
proceso (GonzálezRascón y MataHaro, 2015; Menzies
e Ingham, 2006). Los TLR también se encargan de
mantener la homeostasis hospederomicrobio al
modular la proliferación de células epiteliales y/o la
secreción de proteínas antimicrobianas. Además, la
colonización microbiana intestinal también tiene
profundos efectos en la diferenciación de las células T
(Liang et al., 2014; Malmuthuge, 2016). Por ejemplo, la
colonización bacteriana de ratones libres de gérmenes
mejoró la diferenciación de las células T helper 17 y las
células T reguladoras. Sin embargo, los mecanismos
moleculares involucrados en la regulación de estas
interacciones permanecen en gran medida indefinidos
(Liang et al., 2014). Se ha visto que los miRNA tienen
una función de defensa en la respuesta a las infecciones
bacterianas, ya que actúan como desencadenantes de la
respuesta inmune mediada por los TLR (Eulalio et al.,
2012; Amin y Seifert, 2021). Durante la infección
microbiana, las células reconocen los patógenos
invasores, o sus proteínas secretadas, a través de varios
patrones moleculares asociados a microbios (PAMS)
conservados, que incluyen los TLR y receptores
similares a Nod (NLR) que se encuentran en la
membrana celular o en el citoplasma, respectivamente.
La vía de señalización de TLR es una de las respuestas
inmunes innatas (Eulalio et al., 2012; Liang et al., 2014).
La unión de ligandos bacterianos a PAMS desencadena
la activación respuesta inmune innata del huésped,
mediada por un conjunto de proteínas adaptadoras y
factores de transcripción como el factor nuclear κB
(NFκB) y la proteína activadora I (API) (Eulalio et al.,
2012).
La mucosa en el intestino delgado bovino consta de
tejidos linfoides, como placas de Peyer (PP), y tejido
linfoide difuso, que se distribuye por toda la lámina
propia y compartimientos intraepiteliales (Liang et al.,
2016). Además, el desarrollo de PP comienza en el
útero, en ausencia del microbioma comensal, con
folículos linfoides presentes al momento del
nacimiento. Las PP continuas, ubicadas en el íleon,
funcionan principalmente como un sitio para la
generación de Células B preinmune, mientras que las
PP discretas, distribuidas en todo el yeyuno, funcionan
como sitios de inducción para la generación de células
plasmáticas IgA (Beltrán, 2011; Lawless et al., 2014;
Liang et al., 2016). Se ha visto que hay una baja
regulación dependiente de la edad en la expresión de
RNAm para varios TLR y péptidos antimicrobianos al
comparar tejidos intestinales recogidos de becerros de
3 semanas de edad versus 6 meses de edad. Se han
descrito cambios significativos en la expresión de
miRNA intestinal bovino en el periodo de posparto (0
a 6 semanas) sugiriendo una posible participación de
miRNA en la regulación del desarrollo del sistema
inmune (Liang et al., 2016; Do et al., 2018).
Los estudios que demuestran la expresión de miRNA
en tejidos bovinos, han identificado 793 miRNA
maduros, codificados en el genoma de Bos taurus.
Muchos miRNA humanos, incluidos algunos de los
miRNA relacionados con el sistema inmunológico,
comparten importantes similitudes funcionales y de
secuencia con sus homólogos bovinos, lo que indica
conservación evolutiva y, supuestamente, conservación
de la función. Si bien existe una conservación
significativa de los miRNA entre especies, también hay
diferencias notables que muy probablemente tengan
consecuencias funcionales (Lawless et al., 2014). El
miRNA humano, hsamiR155, por ejemplo, es un
homólogo perfecto para su contraparte bovina bta
miR155. Por su parte el miRNA humano, hsamiR198,
tiene un papel en la inmunidad humana y no tiene un
homólogo aparente en el genoma bovino (Liang et al.,
2014; GonzálezRascón y MataHaro, 2015; Do et al.,
2018). Las familias btamiR2284 y btamiR2285, por
ejemplo, codifican más de 100 miRNA maduros en el
genoma bovino, pero no parecen tener homólogos en
humanos ni en ratones. Se ha demostrado que estas
familias de miRNA se expresan en varios tejidos
inmunorelevantes en bovinos, incluidos los monocitos
CD14+, las células epiteliales mamarias y los
macrófagos alveolares (Lawless et al., 2014).
Además de su papel como moduladores
transcripcionales intracelulares de la expresión génica,
los miRNA también se expresan de manera estable en
una gran cantidad de fluidos corporales extracelulares,
como leche, saliva, semen y plasma, por lo que
convierten a los miRNA en potenciales biomarcadores
que se derivan de su expresión espacial y temporal
altamente regulada. Los perfiles de miRNA liberados
al medio extracelular son capaces de cambiar bajo
condiciones tales como enfermedades, infecciones
virales o bacterianas y estados fisiológicos (Miretti et
al., 2020). Los miRNA extracelulares se pueden
transferir a células receptoras distantes mediante
transferencia mediada por exosomas y se ha visto su
papel, en células dendríticas de ratón, que modulan la
transcripción de células receptoras. Se ha demostrado
que los miRNA empaquetados en el exosoma son
Mora et al.
ISSNL 10221301. Archivos Latinoamericanos de Producción Animal. 2022. 30 (4): 281 291