Archivos Latinoamericanos de Producción Animal. 2020. 28 (1­2)  
Efecto de dos niveles de energía en la dieta durante el último tercio de gestación de  
vacas para carne sobre características de la placenta y la descendencia al  
nacimiento.  
Carlos Batista1  
José Ignacio Velazco2  
Fernando Baldi3  
Georgget Banchero2  
Graciela Quintans3  
Effect of two energy levels in the diet during the last third of gestation of beef cows on  
characteristics of the placenta and offspring at birth.  
Abstract. The objective of the present study was to evaluate two energy intake levels during the last third of  
gestation of beef cows, placental characteristics, ethological and morphometric variables of their female calves were  
evaluated. Thirty­one British multiparous cows, inseminated at fixed time and carrying females were assigned on  
Day –90 (Day 0=delivery) to two levels of energy intake until delivery: i­ 125 % of the requirements (ALTA; n=15)  
and ii­ 75 % of the requirements (BAJA; n=16). In the cows, live weight (PV), body condition score (CC),  
concentration of unesterified fatty acids (AGNE) and insulin were recorded. Placenta (weight, number of cotyledons  
and placental efficiency) was characterized and morphometric and behavioural measures were evaluated within the  
first 24 hours of calf life. At calving, BAJA cows had a higher concentration of AGNE (0.45 ± 0.03 vs 0.27 ± 0.03  
mmol/L, P<0.01) and lower insulin (8.83 ± 0.73 vs 10.88 ± 0.71 µIU/mL, P<0.03), as well as lower PV (478 ± 15.4  
vs 521 ± 11.8 kg, P<0.01) and CC (3.9 ± 0.08 vs 4.5 ± 0.06 u; P<0.01) compared to ALTA cows. The characteristics  
evaluated in the placentas were not affected by treatments, nor was the PV of the calves at birth. In the same way,  
none of the morphometric or behavioural variables were significantly affected by the treatments. In the present  
experiment, the undernourished cows mobilized body reserve during the last third of gestation to protect the  
integrity of their offspring; this was verified by the absence of differences in the parameters evaluated. Possibly, cows  
grazing native pastures develop mechanisms of accumulation and mobilization of body reserves that allow them, at  
least for the conditions of the present study, to overcome periods of forage shortage as an adaptation strategy.  
Key Words: Sub­nutrition; Breeding cows; Grazing; Progeny; Body measurements.  
Resumen. El objetivo del presente trabajo fue evaluar dos niveles de energía en la dieta de vacas para carne  
durante el último tercio de gestación, sobre características de la placenta, variables etológicas y morfométricas de  
sus hijas. Treinta y una vacas británicas multíparas, inseminadas a tiempo fijo y gestando hembras fueron  
asignadas el Día –90 (Día 0=parto) a dos niveles de consumo de energía relativo a los requerimientos de  
mantenimiento hasta el parto: i­ 125 % (ALTO; n=15) y ii­ 75 % (BAJO; n=16). En las vacas se registró peso vivo  
(
PV), condición corporal (CC), concentración de ácidos grasos no esterificados (AGNE) e insulina. Se caracterizaron  
las placentas (peso, número de cotiledones y eficiencia placentaria) y se evaluaron medidas morfométricas y  
comportamentales de las terneras en sus primeras 24 horas de vida. Al parto, las vacas de BAJO presentaron mayor  
concentración de AGNE (0.45 ± 0.03 vs 0.27 ± 0.03 mmol/L, P<0.01) y menor de insulina (8.83 ± 0.73 vs 10.88 ±  
0
.71 µIU/mL, P<0.03), así como menor PV (478 ± 15.4 vs 521 ± 11.8 kg, P<0.01) y CC (3.9 ± 0.08 vs 4.5 ± 0.06 u;  
P<0.01) respecto a las vacas de ALTO. Las características evaluadas en las placentas no fueron afectadas por los  
tratamientos como tampoco lo fue el PV de las terneras al nacimiento. De la misma forma, ninguna de las variables  
morfométricas ni comportamentales fue afectada significativamente por los tratamientos. En el presente  
experimento, las vacas subalimentadas movilizaron reserva corporal durante el último tercio de gestación para  
Recibido: 2020­06­03. Aceptado: 2020­08­01  
1Facultad de Agronomía–UdelaR – Uruguay. Autor para la correspondencia: carlosjbatistab@gmail.com  
2Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria – Uruguay  
3Faculdade de Ciências Agrárias e Veterinárias Universidade Estadual Paulista – Brasil.  
9
1
0
Batista et al.  
resguardar la integridad de sus crías verificado por la ausencia de diferencias en los parámetros evaluados.  
Posiblemente las vacas pastoreando campo nativo desarrollen mecanismos de acumulación y movilización de  
reservas corporales que les permite, al menos para las condiciones del presente estudio, sobreponerse a los períodos  
de escasez de forraje como estrategia de adaptación.  
Palabras clave: Sub­nutrición; Vacas de cría; Pastoreo; Progenie; Medidas corporales.  
Introducción  
En condiciones de pastoreo y especialmente de  
pasturas nativas, la capacidad de cubrir los  
requerimientos correspondientes al último tercio de  
gestación en vacas para carne suele estar limitada por  
la baja cantidad y calidad de alimento (Bermúdez y  
Ayala 2005). Esto condiciona la adecuada ingesta de  
energía y proteína y determina una movilización de  
reservas que afecta el peso vivo y condición corporal  
de la madre gestante (Martin et al., 2007; Quintans et  
al., 2008; Quintans et al., 2010). Esta movilización de  
reservas de energía está asociada con la movilización  
de ácidos grasos y disminución en la concentración de  
insulina como mediadora entre energía y metabolismo  
con menor peso vivo, altura corporal, longitud  
corporal, circunferencia torácica y circunferencia  
abdominal respecto de la progenie de vacas con alto  
nivel de energía (6.48 MJ/kg/MS). En la progenie de  
vacas de cría para carne los resultados de peso vivo  
fueron contradictorios cuando la restricción fue del  
orden del 20 % a 30 % durante el primer y segundo  
tercio de gestación (Underwood et al., 2010; Long et  
al., 2012). Sin embargo, deficiencias de energía del 30  
% durante el último tercio de gestación en vaquillonas  
provocaron bajos pesos al nacimiento y al destete  
(Corah et al., 1975). Por otra parte, Maresca et al.  
(2018) evaluando la descendencia de vacas para carne  
alimentadas en dos planos nutricionales diferentes de  
proteína (6 % vs 12 % PC, base MS), no observaron  
(
Hess et al., 2005; Meikle et al., 2005). Las  
alteraciones en la nutrición materna generalmente  
afectan la función placentaria y están en general  
asociadas con bajo crecimiento fetal, inadecuado  
desarrollo y bajo peso al nacimiento (Vonnahme et al.,  
diferencias evidentes en peso vivo  
y
medidas  
morfométricas de las terneras. La mayoría de reportes  
vinculan el efecto del estado nutricional de las vacas  
en gestación con el desempeño de sus terneros  
(Underwood et al., 2010; Gao et al., 2012), sin  
considerar que la nutrición prenatal puede  
2
007; Schoonmaker, 2013; Reyes, 2015). En bovinos,  
el desarrollo de la placenta comienza a los 25 a 30 días  
de gestación y su crecimiento y desarrollo máximo se  
alcanza en el último tercio de gestación, acompañando  
el crecimiento del feto lo que conlleva un incremento  
en la demanda de energía (Assis Neto et al., 2010);  
Schoonmaker, 2013). Vonnahme et al. (2007)  
reportaron una disminución en el peso de la placenta  
sin cambios evidentes en el peso fetal en vacas para  
carne con subnutrición energética durante el primer  
tercio de gestación. Son escasos los reportes que  
vinculan el efecto del estado nutricional de las vacas al  
final de la gestación con el vigor de las crías (Riley et  
al., 2004). En este sentido, un trabajo clásico de  
Kroker y Cummins (1979) reporta que el vigor de  
terneros y terneras hijos de vaquillonas mantenidas  
con bajo plano de alimentación (sin diferenciar entre  
energía y/o proteína) durante el último tercio de  
gestación fue afectado negativamente. La nutrición  
energética inadecuada durante la gestación influye  
negativamente sobre el crecimiento del feto. Ejemplo  
de esto son los trabajos de Gao et al. (2012), que  
empleando vacas lecheras alimentadas con bajo nivel  
de energía (5,25 MJ/kg/materia seca (MS)) durante  
los últimos 21 días de gestación observaron terneros  
condicionar el futuro desarrollo productivo  
y
reproductivo de la ternera (Riley et al., 2004; Martin  
et al., 2007; Funston et al., 2010). Es claro que el  
ambiente nutricional puede condicionar el desarrollo y  
tamaño de las crías al parto (Funston et al., 2010), por  
lo que se requiere más información acerca del efecto  
nutricional energético en el último tercio de gestación  
sobre el desarrollo y comportamiento de la progenie  
hembra en vacas de carne, más aún cuando se trata de  
ganadería a cielo abierto.  
Nuestra hipótesis de trabajo fue que un bajo nivel de  
energía consumida (75 % de los requerimientos)  
durante el último tercio de gestación en vacas para  
carne afectaría el desarrollo de la placenta, de las  
terneras y el comportamiento de éstas en las primeras  
horas de vida. El objetivo del experimento fue conocer  
las  
características  
placentarias,  
evaluar  
el  
comportamiento y las características morfométricas de  
terneras nacidas de vacas que recibieron planos  
nutricionales diferentes durante el último tercio de  
gestación.  
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1
1
Nutrición preparto en vacas para carne  
Materiales y Métodos  
Ubicación y Diseño experimental  
tercio de gestación. El diagnóstico de gestación y  
determinación del sexo de las crías fue realizado el día  
116 de gestación, y se determinó fecha probable de  
parto considerando un largo de gestación  
estandarizado de 280 días (NRC, 2000). En el día –90  
(Día 0=parto) las vacas fueron asignadas a dos  
tratamientos contrastantes de energía hasta el parto: i­  
El experimento fue realizado en la unidad  
experimental “Palo a Pique” del Instituto Nacional de  
Investigación Agropecuaria (INIA Uruguay, 33 ºS, 56  
ºO)  
fueronaprobados  
experimentación animal de Uruguay (CHEA,  
009/11). De un rodeo experimental de 200 vacas  
y
todos los procedimientos con animales  
por la comisión para la  
alimentadas al 125  
%
de los requerimientos  
0
energéticos de mantenimiento (NRC, 2000) (nivel  
ALTO, AL; n=15) y ii­ alimentadas al 75 % de los  
requerimientos energéticos de mantenimiento (nivel  
BAJO; n=16) (Tabla 1).  
inseminadas a tiempo fijo con 4 toros seleccionados  
por bajo peso al nacimiento, se seleccionaron 31  
(
Aberdeen Angus x Hereford), de 4 ­ 9 años,  
multíparas, gestando terneras y cursando su último  
Tabla 1. Características del alimento ofrecido en los tratamientos asignados hasta el parto (nivel ALTO=125 % y nivel BAJO=75 %  
de los requerimientos energéticos de mantenimiento), los valores nutricionales están expresados en totales del concentrado más  
el heno por día y por vaca.  
Variables  
ALTO (n=15)  
12.98  
BAJO (n=16)  
8.11  
EN (Mcal/día/vaca) día –90 ~ –45  
PC (kg/día/vaca) día –90 ~ –45  
EN (Mcal/día/vaca) día –45 ~ parto  
PC (kg/día/vaca) día –45 ~ parto  
1.20  
14.53  
1.34  
0.78  
9.05  
0.86  
EN=energía neta, PC=proteína cruda.  
Alimentación  
cereal (maíz, sorgo) y subproductos industriales  
afrechillo de arroz y expeler de soja). Al concentrado  
(
Previo al comienzo del experimento todas las vacas  
fueron acostumbradas consumir una ración  
totalmente mezclada preparada en base un  
se le agregó 10 % de cáscara de arroz y 2 kg/animal/día  
de heno seco como fuente de fibra efectiva (Lolium  
perenne y Holcus lanatus). Para evitar trastornos de  
pH en el rumen se adicionaron 25 g de amortiguador  
de pH ruminal en la mezcla (Acid­Buf® Celtic Sea  
Minerals, Co. Cork, Ireland) y para balancear los  
requerimientos de calcio y fósforo se suministró sal  
comercial ad libitum en el corral con 16 % Ca+2 y 6 %  
P (Bovifos®, Nutral, Canelones, Uruguay) en saleros  
comunitarios.  
a
a
concentrado comercial y heno por un período de 20  
días. Una vez completado el acostumbramiento, las  
vacas fueron manejadas durante el periodo  
experimental en un corral a cielo abierto con piso de  
2
arena, disponiendo de 30 m por vaca, sin acceso a  
pastura natural u otro alimento distinto al ofrecido y  
con libre acceso al agua. El alimento fue suministrado  
en módulos de alimentación individual, dos veces al  
día siendo verificado el consumo a través del pesaje  
diario del alimento rechazado. La estimación de la  
energía contenida en el alimento se realizó aplicando  
la ecuación sugerida por Hach (1987). El concentrado  
fue ajustado el día –90 de acuerdo con el estado  
fisiológico y peso vivo promedio de las vacas (NRC,  
Mediciones en los animales  
El peso vivo (PV) y la condición corporal (CC) de las  
vacas fue registrada en los días –90, –60, –30, 0 y  
dentro de las primeras 24 horas posparto a primera  
hora de la mañana y sin ayuno previo. La escala de CC  
utilizada fue de 8 puntos (1: emaciada y 8: obesa;  
Vizcarra et al., 1986). Se tomaron muestras de sangre  
por venopunción yugular con tubos heparinizados los  
días –90, –60, –30 y 0 a primera hora de la mañana  
antes de recibir el concentrado. Posteriormente las  
muestras fueron centrifugadas y el plasma almacenado  
a –20º C. Las concentraciones de insulina se  
determinaron usando un ensayo inmunoradiometrico  
(DIAsource Immuno Assays S.A, Nivelles, Belgica), en  
el Laboratorio de Técnicas Nucleares, Facultad de  
Veterinaria, Montevideo, Uruguay. La sensibilidad del  
2
000), resultando en 8.0 y 4.8 kg de concentrado por  
animal y por día (tal cual ofrecido) para nivel ALTO y  
BAJO, respectivamente. En el día –45, la cantidad de  
concentrado fue nuevamente ajustada de acuerdo con  
la evolución del PV promedio resultando en 9.1 kg y  
5.4 kg por animal y por día para nivel ALTO y BAJO,  
respectivamente.  
Las vacas fueron alimentadas en base a un  
concentrado comercial con 13.5 % de proteína y 2.5 %  
de extracto al éter formulado en base a granos de  
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2
Batista et al.  
ensayo fue 2.87 µIU/ml. El coeficiente de variación  
intra­ensayo para el control 1 y el control 2 fueron 6.22  
lograba mamar y terminaba de mamar (TM) (adaptado  
de Hickson et al., 2008). Dentro de las 8 horas  
posparto se registró el peso vivo y los valores  
morfométricos de todas las terneras incluyendo: largo  
(distancia lineal a lo largo de la columna vertebral  
desde el hueso occipital hasta la primera vértebra  
coxígea), altura (distancia lineal desde dorsal de la  
cadera al piso), circunferencia cefálica (medida  
%
y 7.33 % respectivamente. El coeficiente de variación  
inter­ensayo para los mismos controles fueron 6.66 %  
y 8.75 % respectivamente. Las concentraciones de  
AGNE se determinaron mediante el método Acetil Co  
A sintetasa utilizando reactivo NEFA – HR (2) (Wako  
Pure Chemical Industries, Richmond VA, EEUU), y  
todas las muestras incluidas en único ensayo. El límite  
de detección fue de 0.01 mmol/L y linealidad de hasta  
alrededor del hueso parietal  
y
la mandíbula,  
inmediatamente posterior al orbital), circunferencia  
torácica (perímetro del tórax medido inmediatamente  
posterior a los miembros anteriores) y circunferencia  
abdominal (perímetro abdominal medido sobre la  
línea umbilical) (Maresca et al., 2018). Para las  
medidas morfométricas se utilizó cinta métrica con  
precisión de 1 mm, manejada siempre por el mismo  
operario (Hickson et al., 2008).  
4
mmol/L  
y
cuantificado  
a
través  
de  
espectrofotometría (Vitalab Selecta 2).  
Una semana antes de la fecha probable del primer  
parto se comenzó el período de vigilancia (24 horas) de  
las vacas de modo que todos los partos fuesen  
observados y registrados. El período de partos se inició  
el día previsto y se extendió por 15 días. Luego del  
parto se recogieron 11 placentas por tratamiento las  
que fueron drenadas, pesadas y el número de  
cotiledones registrado. La eficiencia placentaria (EP)  
fue obtenida por el cociente entre el PV de las terneras  
al nacimiento y el peso de la placenta (Dwyer et al.,  
Análisis estadístico  
El análisis estadístico fue realizado utilizando un  
modelo lineal mixto utilizando el software SAS versión  
9.4 (SAS Institute Inc, Cary, NC, USA). Las variables  
2
005). Dentro de las mediciones de comportamiento  
analizadas  
y
sus interacciones se modelaron  
se registró el tiempo del parto considerado como el  
período desde que alguna parte de las extremidades de  
la ternera aparecía por la vulva y cuando la ternera era  
expulsada (Parto). Luego del nacimiento, se evaluaron  
los siguientes eventos: intento de pararse, período  
desde el nacimiento hasta que las terneras logran  
permanecer al menos 10 segundos sobre sus cuatro  
miembros (IP); intento en mamar, período que va  
desde que la ternera logra pararse hasta que intenta  
mamar (IM); y tiempo mamando, período entre que  
incluyendo como efecto fijo el tratamiento y edad de la  
madre, como aleatorios al padre y biotipo de la vaca.  
Para el análisis de las variables morfométricas se  
incorporó el peso vivo al nacimiento como covariable.  
EL PV, CC y las concentraciones de AGNE e insulina  
de las vacas se estudiaron como medidas repetidas en  
el tiempo. Los valores son presentados como media ±  
error estándar (EE), y las diferencias se consideraron  
significativas con P≤0.05.  
Tabla 1. Características del alimento ofrecido en los tratamientos asignados hasta el parto (nivel ALTO=125 % y nivel BAJO=75 %  
de los requerimientos energéticos de mantenimiento), los valores nutricionales están expresados en totales del concentrado más  
el heno por día y por vaca.  
Variables  
ALTO (n=15)  
12.98  
BAJO (n=16)  
8.11  
EN (Mcal/día/vaca) día –90 ~ –45  
PC (kg/día/vaca) día –90 ~ –45  
EN (Mcal/día/vaca) día –45 ~ parto  
PC (kg/día/vaca) día –45 ~ parto  
EN=energía neta, PC=proteína cruda.  
1.20  
14.53  
1.34  
0.78  
9.05  
0.86  
Resultados  
Las vacas en nivel ALTO y BAJO experimentaron  
evoluciones de PV y CC diferentes desde el comienzo  
de los tratamientos hasta el parto (P < 0.001)  
verificando la efectividad de los tratamientos  
nutricionales aplicados (Figura 1). En el Día ­30 las  
vacas en el tratamiento BAJO tendieron a pesar menos  
(día 0) cuando las vacas en BAJO presentaron 8.3 %  
menos de peso vivo (478 ± 15.4 vs 521 ± 11.8 kg; P <  
0.01) y 13.3 % menos de CC (3.9 vs 4,5u; P < 0.01)  
respecto a las vacas en ALTO.  
Respecto a la concentración de AGNE (mmol/L), se  
observó una interacción entre el tratamiento y los días  
(P < 0.05). Durante los primeros 30 días posterior al  
comienzo del tratamiento (días ­90 a ­60), las  
(
459 ± 15.4 vs 492 ± 11.8 kg; P = 0.07) y presentaron  
menor CC (3.8 vs 4.1 u; P = 0.03) que las vacas en  
ALTO. Ambas diferencias fueron significativas al parto  
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3
Nutrición preparto en vacas para carne  
concentraciones de AGNE no fueron distintas entre  
vacas de ALTO y BAJO. Sin embargo, avanzada la  
gestación, se observó que las vacas de BAJO  
presentaron niveles de AGNE significativamente (P <  
El largo de gestación no fue afectado por el tratamiento  
279 ± 0.6 días). El peso de las placentas y el número  
(
de cotiledones no fueron diferentes entre tratamientos.  
Las placentas drenadas pesaron 4.1 ± 0.7 kg y 4.6 ± 0.7  
kg para BAJO y ALTO respectivamente (P = 0.18) y el  
número de cotiledones fue 97.3 ± 9.8 y 88.3 ± 8.2 para  
ALTO y BAJO respectivamente (P = 0.31). No hubo  
diferencia en el PV de las terneras al nacimiento entre  
los tratamientos (33.2 ± 2.5 kg y 32.0 ± 2.3 kg para  
ALTO y BAJO respectivamente, P = 0.33). La EP no  
difirió entre tratamientos (8.86 ± 0.7 y 8.60 ± 0.6 kg  
de ternero/kg de placenta para ALTO y BAJO  
respectivamente, P = 0.77).  
0
.01) más altos que las vacas de ALTO, tanto al día ­30  
(
(
0.45 ± 0.03 vs 0.28 ± 0.03 mmol/L) como al parto  
día 0; 0.45 ± 0.03 vs 0.27 ± 0.03 mmol/L). La  
concentración  
de  
insulina  
(µIU/mL)  
fue  
significativamente más alta en vacas ALTO que en  
BAJO, durante los últimos 60 días de gestación (días  
­60 a día 0; Figura 1). Las vacas en ALTO presentaron  
una concentración media de insulina durante todo el  
período de 11.93 ± 0.48 µIU/mL mientras que para las  
de BAJO fue de 9.33 ± 0.54 µIU/mL (P < 0.01).  
Figura 1. Niveles (media ± EE) de peso vivo (PV), condición corporal (CC), ácidos grasos no esterificados (AGNE) e insulina de  
vacas de nivel ALTO (AL) y BAJO (BA), durante la aplicación de los tratamientos nutricionales. * cuando P ≤ 0.05.  
La duración del parto y el intervalo entre el  
nacimiento e intenta pararse no fueron afectados por  
los tratamientos. Las terneras del tratamiento BAJO  
tendieron a mamar en menor tiempo que las de ALTO  
(P = 0.07), aunque el tiempo total mamando no fue  
diferente entre tratamientos (Tabla 2).  
Tabla 2. Comportamiento de las terneras en el parto y posparto inmediato (media ± EE) expresado como intervalos en minutos  
según el nivel de alimentación recibido por las vacas en cada tratamiento.  
Intervalos  
Parto (min)  
IP (min)  
IM (min)  
TM (min)  
ALTO (n=15)  
23.3 ± 11.6  
22.7 ± 5.5  
40.8 ± 11.7  
18.5 ± 2.5  
BAJO (n=16)  
26.2 ± 8.9  
16.2 ± 5.1  
27.3 ± 11.2  
18.6 ± 1.9  
P–valor  
0.83  
0.14  
0.07  
0.95  
ALTO=alta energía, BAJO=baja energía, Parto (visualiza alguna parte de la ternera – expulsa la ternera), IP (nace – intenta  
pararse), IM (logra pararse – intenta mamar), TM (tiempo mamando).  
Los tratamientos no afectaron ninguna de las  
variables morfométricas corregidas por el peso vivo al  
nacimiento de las terneras, (P > 0.05; Tabla 3). En  
promedio, la altura registrada fue de 71.4 ± 1.0 cm, el  
largo de 82.5 ± 2.5 cm, la circunferencia cefálica de  
53.5 ± 2.0 cm, la circunferencia torácica de 76.3 ± 2.6  
cm y la circunferencia abdominal de 80.5 ± 3.3 cm.  
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Batista et al.  
Tabla 3. Características morfométricas corregidas por el peso vivo de las terneras al nacimiento (media ± EE) según el nivel de  
alimentación recibido por las vacas en cada tratamiento.  
Variables  
Altura (cm)  
Largo (cm)  
Circunferencia Cefálica (cm)  
Circunferencia Torácica (cm)  
Circunferencia Abdominal (cm)  
ALTO (n=15)  
71.8 ± 0.7  
74.5 ± 1.6  
47.7 ± 1.0  
75.4 ± 1.4  
74.8 ± 1.9  
BAJO (n=16)  
70.9 ± 0.5  
74.8 ± 1.3  
49.2 ± 0.8  
75.2 ± 1.2  
75.2 ± 1.6  
P–valor  
0.28  
0.86  
0.23  
0.92  
0.84  
ALTO=alta energía, BAJO=baja energía.  
Discusión  
Los tratamientos nutricionales aplicados a las vacas  
durante el último tercio de gestación fueron efectivos  
en generar diferencias en el peso vivo y la condición  
corporal de las madres. Sin embargo, el nivel de  
las reservas grasas de vacas preñadas subnutridas  
cursando el último tercio, y con Marín et al. (2011) que  
asociaron el aumento de AGNE con disminución de la  
condición corporal en ese periodo. En efecto, la  
lipolisis y consecuente aumento de la concentración de  
AGNE es estimulada por el déficit de energía, reflejada  
en nuestro trabajo por la disminución en la  
concentración de insulina. En el último tercio de  
gestación la concentración de glucosa al igual que de  
insulina disminuye por el aumento de las demandas  
fetales (Sletmoen­Olson et al., 2000). La insulina tiene  
un rol central en el control homeostático ya que es una  
señal importante de mediación entre nutrientes y  
metabolismo de la glucosa (Hess et al., 2005). Las  
concentraciones de AGNE e insulina observadas en  
nuestro trabajo reflejan los niveles nutricionales de los  
tratamientos energéticos aplicados.  
restricción energética impuesta  
tratamiento BAJO (cubriendo el 75  
a
las vacas del  
de sus  
%
requerimientos de mantenimiento) no afectó de forma  
evidente las características evaluadas en la progenie.  
La evolución de la condición corporal que cursaron  
las vacas durante la gestación fue diferente entre  
tratamientos y refleja el nivel de energía consumido.  
Las vacas de nivel ALTO aumentaron más de medio  
punto de condición corporal desde el inicio de los  
tratamientos hasta el parto mientras que las vacas de  
nivel BAJO mantuvieron la condición corporal en el  
mismo periodo. En las vacas de nivel BAJO la  
severidad de la subnutrición (nivel y duración de esta)  
y la condición corporal inicial pudieron provocar una  
movilización diferencial de reservas. Durante la  
subnutrición la reserva corporal subcutánea es  
inicialmente movilizada por ser más lábil, pero  
también es movilizado el tejido adiposo perirrenal e  
intermuscular siendo la contribución de este último  
cuantitativamente más importante (Chilliard et al.,  
El nivel de energía durante el último tercio de  
gestación no afectó el peso de la placenta, el número  
total de cotiledones ni la eficiencia placentaria. La  
placenta bovina alcanza su máximo crecimiento al  
inicio del último tercio de gestación (Schoonmaker,  
2013), para después disminuir la tasa de crecimiento  
hasta el parto. El desarrollo de la cantidad de  
cotiledones, así como su vascularización sólo se  
extienden hasta finales de la segunda mitad de la  
gestación (Vonnhame et al., 2007; Assis Neto et al.,  
2010) por lo que no sería esperable observar  
diferencias atribuibles a planos nutricionales aplicados  
en la gestación tardía. En nuestro trabajo los  
tratamientos se aplicaron después del período de  
mayor crecimiento y desarrollo de la placenta, lo que  
explicaría que las placentas del tratamiento de BAJO  
fueran únicamente 11 % más livianas y tuvieran 10 %  
menos cotiledones respecto a las placentas de ALTO  
2
000). Es de notar que los cambios en depósitos  
grasos abdominales e intramusculares no afectan de  
modo evidente la condición corporal por lo que sería  
razonable hipotetizar que las vacas pertenecientes al  
tratamiento BAJO realizaron mayor movilización de  
algún tipo de reservas energéticas corporales (p.e.  
grasa perirrenal/intramuscular) para mantener su  
metabolismo, asociado al menor aumento de peso vivo  
al final de la gestación en relación con las vacas de  
ALTO. Verifica esta hipótesis el incremento en la  
concentración de AGNE observado en las vacas que  
mantuvieron la condición corporal durante el periodo  
preparto. El aumento de la concentración de estos  
ácidos grasos estaría reflejando el déficit de energía en  
el último tercio de gestación y los cambios hormonales  
que estimularon la movilización de estos a partir del  
tejido adiposo (Meikle et al., 2005). Esta teoría  
coincide con lo expuesto por Radunz et al. (2010)  
quienes observaron incrementos en la movilización de  
sin  
diferir  
significativamente.  
Niveles  
más  
pronunciados de restricción energética (60 % de los  
requerimientos) y aplicados más tempranamente en la  
gestación (día 50 a 180) produjeron alteraciones en la  
vascularización de la placenta con disminución del  
índice general de resistencia vascular, de la función  
placentaria, del peso fetal y de la eficiencia placentaria  
(Vonnahme y Lemley, 2012; Lemley et al., 2018). El  
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Nutrición preparto en vacas para carne  
riesgo de afectar la placenta y/o la función placentaria  
parecería ser pequeño cuando la restricción energética  
ocurre tarde en la gestación y su severidad no es  
extrema.  
cubrir los requerimientos de las terneras de ambos  
tratamientos.  
Las medidas morfométricas corregidas por el peso  
vivo al nacimiento, covariable sugerida por Piaggio et  
al. (2017) para su estimación no fueron diferentes  
entre tratamientos. Tampoco lo fue el peso vivo de las  
terneras registrado en los primeros minutos de  
nacidas. Resultados similares fueron adjudicados a la  
buena actividad placentaria en vacas que fueron  
subnutridas en el primer tercio de gestación y  
realimentadas desde la mitad hasta el día 245 de  
gestación (Long et al., 2009). El resultado de peso vivo  
al nacimiento obtenido en el presente trabajo también  
coincide con los resultados de Jennings et al. (2016)  
cuando evaluó vacas con 72 % y 142 % de los  
requerimientos de energía. Sin embargo, cuando el  
nivel de restricción en la gestación fue más severo (50  
a 60 % de los requerimientos), se reportaron caídas del  
peso vivo y de la condición corporal de las vacas, así  
como una progenie más liviana respecto de  
tratamientos no restringidos (Corah et al., 1975). Este  
menor peso vivo obedecería a que, en el proceso de  
partición de la energía se afecta negativamente la  
El efecto de la subnutrición materna sobre el  
desarrollo del sistema nervioso de la progenie fue  
evaluado a través del comportamiento de las terneras  
mediante la observación de la capacidad de realizar  
movimientos complejos en el período inmediato  
posterior al nacimiento. Esta valoración permitió  
determinar que la ingesta energética durante el último  
tercio de gestación no afectó de forma evidente a las  
terneras, al menos en sus primeras horas de vida. Los  
intervalos de tiempo evaluados desde el nacimiento  
hasta que la ternera logró pararse e intentó mamar no  
fueron afectados por los tratamientos. Resultados  
similares para la actividad de las crías en el posparto  
inmediato fueron observados por Dietz et al. (2003)  
suplementando vacas para carne con alimento graso  
durante el último tercio de gestación. Es posible  
suponer que en nuestro trabajo el consumo de energía  
y la eventual movilización de reservas corporales de las  
vacas durante el periodo preparto no afectó el  
desarrollo del sistema nervioso central  
y
en  
cantidad  
disponible  
para  
la  
gestación,  
consecuencia la conducta posnatal de las crías (tiempo  
en pararse y mamar). En el último tercio de gestación  
el desarrollo fetal está abocado al crecimiento de todos  
los tejidos y comienza la mielinización nerviosa la cual  
continúa en la vida posnatal (Carrillo et al., 2008). En  
ovinos, los mayores tiempos para pararse y mamar de  
los corderos provenientes de madres en baja condición  
corporal al final de la gestación, fueron parcialmente  
atribuidos a la cantidad de glucosa que estaría  
recibiendo el feto (Banchero et al., 2005). Los niveles  
de energía utilizados en nuestro trabajo posiblemente  
no afectaron el desarrollo celular y permitieron una  
adecuada formación de mielina en el sistema nervioso.  
Las concentraciones de AGNE e insulina observadas  
en nuestro trabajo expresan en parte la movilización  
de las reservas como se discutió previamente. Esto  
permitiría suponer que las terneras de ambos  
tratamientos recibieron niveles no restrictivos de  
energía lo que se vio reflejados en similares  
comportamientos durante las primeras horas de vida.  
Las terneras del grupo nivel BAJO tendieron a  
demorar menos en mamar respecto a las de nivel  
ALTO. Sin embargo, ninguna de las otras variables  
etológicas estudiadas fueron diferentes entre terneras  
de ambos tratamientos. Además, se observó que el  
tiempo dedicado a mamar en las primeras horas de  
vida no fue diferente en las terneras de BAJO y ALTO  
por lo que es posible especular que la energía  
contenida en el calostro cosechado fue suficiente para  
comprometiendo el desarrollo fetal (Bell, 1995).  
Considerando que el mayor crecimiento prenatal se  
produce en el último tercio de gestación y que no  
existió diferencia en el peso vivo al nacimiento,  
podemos interpretar que los niveles nutricionales  
bajos en energía aplicados en nuestro trabajo no  
fueron suficientemente severos para generar una  
disminución en el peso vivo al nacimiento de las  
terneras. Como fue discutido previamente en vacas en  
adecuada condición corporal, la movilización de las  
reservas corporales y el correcto funcionamiento de la  
placenta habrían ofrecido un adecuado ambiente  
uterino con suficiente disponibilidad de nutrientes  
para el desarrollo de las terneras.  
El bajo nivel de energía consumida durante el último  
tercio de gestación en vacas para carne no afectó el  
desarrollo de la placenta, de las terneras y el  
comportamiento de éstas en las primeras horas de  
vida. La movilización de las reservas corporales de las  
vacas parecería haber cubierto las demandas de  
energía del último tercio de gestación, evidenciando la  
capacidad de adaptarse y sobreponerse a estreses  
nutricionales. Esto fue posible debido a la adecuada  
condición corporal que presentaron las vacas durante  
todo el período experimental. Si bien las vacas  
experimentaron una perdida evidente de condición  
corporal, esta nunca cayo a valores que pudieran ser  
considerados bajos. Restricciones de energía más  
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Batista et al.  
severos en el último período de la gestación y/o  
condiciones corporales más bajas durante la gestación  
podrían causar efectos negativos sobre la descendencia  
a corto y mediano plazo. Se requiere más investigación  
en esta área, principalmente para sistemas pastoriles  
extensivos.  
Conclusión  
En los sistemas de cría vacuna, el periodo invernal  
coincide con el último tercio de gestación, por lo tanto,  
las vacas atraviesan un balance energético negativo  
hacia el parto. En dicho período, las vacas  
experimentarían pérdidas de condición corporal  
similares a las reportadas en el presente trabajo,  
potenciando el alargamiento del anestro posparto y  
al parto. Podríamos asumir que las vacas pastoreando  
campo nativo con restricciones de energía como los  
utilizadas en el grupo BAJO del presente trabajo  
desarrollan mecanismos de subsistencia preservando  
la integridad de la cría para sobreponerse a los  
períodos de escasez de forraje como estrategia de  
adaptación. Se necesita continuar generando  
información con niveles de restricción más severos  
(incorporando los requerimientos propios del pastoreo  
a cielo abierto), de forma de establecer un umbral por  
debajo del cual el desempeño futuro de la progenie  
podría verse afectado.  
posiblemente  
comprometiendo  
su  
desempeño  
reproductivo en la siguiente estación de cría. En el  
presente experimento, las vacas subalimentadas que  
movilizaron reserva corporal durante el último tercio  
de gestación no afectaron el desempeño de su progenie  
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